La Ertzaintza cree que el asesino de la mujer de Vitoria sabía que tenía días libres
La persona que presuntamente asesinó y descuartizó en Vitoria a Esther Areitio conocía las costumbres de la víctima y debía de saber que la mujer tenía por delante tres días de fiesta en su trabajo, por lo que nadie la habría echado en falta al menos hasta hoy, lunes. El sospechoso debió de contar con que nadie iba a notar la ausencia de Esther Areitio, viuda desde hace cinco años y sin hijos, quien residía sola, hasta que su ausencia del trabajo sin previo aviso hubiese levantado la extrañeza y movilizado a compañeros de trabajo y familiares. Ese período de tiempo habría resultado suficiente para que sus restos hubieran quedado sepultados o incinerados en el vertedero de Gardelegi, donde de hecho los basureros trasladaron parte de las seis bolsas en que estaban repartidos, sin percatarse de su macabro contenido. El uso de las tarjetas de crédito de Esther Aretio pudo tener, más allá del móvil del robo, el de hacer creer que la mujer asesinada continuaba con vida en las horas en que fueron utilizadas. El sospechoso al que la Ertzaintza está investigando habría confiado en que las bolsas que contenían el cadáver descuartizado desaparecieran en el vertedero municipal de basuras y el crimen quedara oculto tras una desaparición incomprensible. El descubrimiento de otra parte de ellos por los empleados de la limpieza posibilitó la recuperación de todo el cadáver, el carné de identidad de la víctima, el cuchillo supuestamente usado en el crimen, un abrigo y toallas ensangrentadas. Esto ha privado al sospechoso del crimen del margen de tiempo que probablemente entraba en sus cálculos para que éste no hubiera sido descubierto y el asesinato de Esther Areitio hubiese pasado inicialmente por un viaje de fin de semana que a nadie hubiera alertado.
