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La alerta de un temporal pone en jaque la retirada de lodos tóxicos cerca de Doñana

La Junta levantará un muro para contener un posible desembalse sobre el Guadiamar

Alejandro Bolaños

La previsión de chubascos tormentosos en Cádiz, Huelva y Sevilla, las tres provincias afectadas por el vertido de la presa de Aznalcóllar, ha puesto en alerta a los servicios de Protección Civil y ha llevado el temor a los responsables de limpiar los lodos tóxicos. Las precipitaciones retrasarían la construcción de los dos embalses en los que se tratarán con cal, los 2,5 hectómetros de agua tóxica estancada en la zona de Entremuros. Para prevenir que no haya nuevos aportes de agua a la zona durante el complejo proceso de depuración, la Junta construirá en los próximos días un cuarto muro de contención.

Los alcaldes de los diez municipios por los que discurre el cauce del Guadiamar desde las minas de Aznalcóllar fueron puestos ayer en alerta por los servicios de Protección Civil ante la eventualidad de tormentas. El Instituto Nacional de Meteorología esperaba para la pasada noche chubascos locales superiores a 30 litros por metro cuadrado en una hora. Las nuevas precipitaciones no sólo volverían a paralizar, como en los dos primeros días, la extracción de los lodos contaminados.El nuevo reto del comité de coordinación es afrontar el tratamiento del agua contaminada, atendiendo a las prioridades expuestas en el último informe del Consejo Superio de Investigaciones Científicas. Y mientras las lluvias persistan, la construcción de los embalses requeridos para la operación estará en cuestión. La presencia de nuevos caudales de agua sobre la zona de diques de Entremuros, donde están embalsados 2,5 hectómetros cúbicos de líquido contaminado, es la principal preocupación de los responsables del comité de coordinación.

José Antonio Viera, representante de la Junta en el comité confirmó a este periódico que operarios de la empresa pública Tragsa y de Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) empezaron ayer la construcción de los dos tanques de 2.500 metros cuadrados en los que se tratará con cal el agua contaminada. Estos depósitos aprovecharán muros ya existentes y su fondo se recubrirá de una tela artificial para garantizar su impermeabilidad. «Ahora hay que esperar que no tengamos la mala suerte de que llueva», señaló Viera.

El temor no sólo viene del cielo. Viera confirmó que el nivel de aguas del pantano situado por encima de las minas de Aznalcóllar, es muy alto, como publicaba ayer el diario La Vanguardia. Pero relativizó los efectos de un posible desbordamiento: «El pantano está aún en los niveles de seguridad, pero en último caso se tomarían medidas para que no llegaran grandes cantidades de agua al cauce del Guadiamar».

Filtración de metales

El consejero de Medio Ambiente de la Junta, José Luis Blanco, fue más allá y aseguró que la CHG construirá presas de arena a ambos lados del pantano -usado habitualmente por Boliden para su sistema de depuración-, para evitar que el agua aliviada pase por la zona donde están depositados los lodos tóxicos y llegue a la zona de diques.En esta línea, la Junta anunció que levantará un nuevo muro para asegurarse que las labores de tratamiento del líquido contaminado -para las que los científicos han dado un plazo máximo de tres meses- no se malogren por la llegada de nuevos caudales. Sobre la presencia de talio, un metal pesado localizado a dos kilómetros de la balsa de la mina de Aznalcóllar, según ha denunciado Greenpeace, Blanco pidió a la organización ecologista que explique qué proporción ha encontrado, con qué técnica lo ha medido y qué laboratorio certifica sus datos, informa Efe.

«No podemos decir que es imposible, pero tampoco que es seguro». Con estas lacónicas palabras José Antonio Viera se refirió a la posibilidad de que el acuífero 27, que nutre al Parque Nacional de Doñana, esté contaminadas por la filtración de metales pesados. Pero lo que si descartó es que pueda llegarse a alguna conclusión válida a dos semanas del desastre. Viera rebatió así la información publicada ayer en el diario El Mundo, que relacionaba datos que detectaban niveles altos de metales pesados en el pozo 13 con la contaminación del acuífero.

La CHG emitió un comunicado en el que admitía la contaminación en el pozo 13. Pero lo achaca a que la riada tóxica pasó por encima del pozo, situado a tres metros del cauce del Guadiamar. Para exigir la regeneración de este río, unas 500 personas se manifestaron en Aznalcázar, (Sevilla), entre ellas los diez alcaldes de los municipios más afectados. «Que el Guadiamar vuelva a ser el Guadiamar», reclamó José Fuentes, presidente de Oneba, la asociación ecologista local convocante del acto.

En Madrid, casi un centenar de ecologistas se concentraron ayer frente a la embajada de Suecia para pedir a su Gobierno la creación de una comisión que investigue a Boliden, la empresa causante del desastre tóxico. Los manifestantes, convocados por AEDENAT y Comisiones Obreras emprendieron viaje hacia San Lúcar de Barrameda para asistir hoy a otra manifestación.

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