La multiestación de Moncloa se queda pequeña en tres años

El intercambiador de transportes de Moncloa aún no ha soplado las velas del tercer cumpleaños, pero ya se ha quedado pequeño. Sus quince dársenas subterráneas de autobuses acogen a diario 2.525 expediciones en las que se desplazan 81.044 viajeros, un 49% más de los que utilizaban estas instalaciones en 1995. El Consorcio Regional de Transportes estudia ya cómo ampliar el edificio para duplicar, si es posible, el número de dársenas.

Los técnicos se han puesto a trabajar en Moncloa, donde convergen dos líneas de metro (la 3 y la 6 o circular) y todas las rutas de autobuses que enlazan Madrid con los pueblos del noroeste a través de la carretera de A Coruña. Ampliar el intercambiador se ha convertido en una necesidad evidente, aunque el empeño no se presenta exento de dificultades: sobre todo por la proximidad de los terrenos militares del Ministerio del Aire, lo que entorpece los planes de expansión.El crecimiento en el número de viajeros ha sido espectacular. En 1995 los usuarios fueron 54.325, una cifra que se elevó a 70.377 en 1996 y a 81.044 en el balance del año pasado. Ante esta progresión galopante, las instalaciones han comenzado a ofrecen los primeros síntomas de saturación.

¿Se pecó de falta de previsión a la hora de diseñar estas dotaciones? El consejero de Obras Públicas y Transportes, Luis Eduardo Cortés, prefiere mostrarse prudente al respecto. "A veces los cálculos no son los adecuados", comenzó admitiendo, "pero en realidad hablamos de una buena noticia: si el número de usuarios ha crecido es porque ese intercambiador funciona muy bien".

Cortés apuesta por este tipo de complejos -que aúnan metro, autobús y, en algún caso, tren de cercanías- como "piedra angular" en su filosofía del transporte público. La idea básica es la de facilitar los desplazamientos en medios colectivos cuando el pasajero tenga que realizar más de un viaje. El índice de utilización de transportes públicos cae de forma brusca cuando el destino se encuentra fuera de Madrid capital, una tendencia que con los intercambiadores puede frenarse en buena medida.