Fallece García Díez, vicepresidente económico con UCD
José Antonio García Díez, ex vicepresidente para Asuntos Económicos con UCD bajo la presidencia de Leopoldo Calvo Sotelo, falleció ayer en Madrid a los 57 años, como consecuencia de una enfermedad irreversible. Retirado de la vida política en 1982 -aunque hizo un breve retorno en 1986, con la frustrada Operación Roca-, se dedicaba a la empresa y presidía Uralita y Yamaha Esapaña.
La capilla ardiente con los restos mortales del ex vicepresidente económico quedó ayer instalada en el tanatorio de la M-30, en Madrid, desde donde hoy serán trasladados al cementerio Sacramental de Santa María, de Madrid, a las 13.15 horas. Fuentes familiares indicaron ayer que, debido a una infección en un quirófano durante una intervención de estómago en los años setenta, García Díez contrajo el virus de la hepatitis C, que, a lo largo de los años, le ha degenerado en una cirroris hepática y en un proceso cancerígeno, que han terminado con su vida en dos semanas.Después de permanecer en una clínica de Barcelona fue trasladado en un avión especial a Madrid, donde quedó ingresado en la clínica de La Fraternidad, mutualidad de la que era presidente, donde entró en coma ayer por la mañana, pocas horas antes de su muerte, que se produjo a las 13.00 horas.
Fue un fiel aliado de Adolfo Suárez -militó en UCD desde 1977- y sus ideas socialdemócratas moderadas le alinearon con Francisco Fernández Ordóñez y le enfrentaron a Fernando Abril Martorell, que también fue vicepresidente del Gobierno y que falleció recientemente.
Su estrategia al frente de Economía se resumió en dos principios: más disciplina para el sector público y más libertad para el sector privado. La patronal criticó fuertemente sus posiciones, que consideraba excesivamente intervencionistas, aunque él se lamentaba.
«Cuando tratamos de devolver el protagonismo a los agentes económicos», decía, «éstos se resisten bastante a la introducción de una mayor dosis de libertad en la economía española. En realidad, la libertad económica no les gusta demasiado. Te piden más libertad, pero sólo de boquilla».
Se fue, según confesaba, satisfecho de su paso por la política: «Cuando se pasen estos traumas creo que se estará muy orgulloso de haber estado en la UCD de 1977. Y además no sólo lo estaremos nosotros... La gente recordará, cuando lo vea con más perspectiva, el gran papel que UCD ha jugado en la transición».
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