» GERARD QUINTANA, cantante "Charnego es sólo una palabra"
Gerard Quintana (Girona, 1964) es cantante y componente del grupo Sopa de Cabra. P. ¿Sus orígenes? R. Mi padre es de Aras, un pueblo navarro de unos 200 habitantes. Mi abuelo, por cierto, era de Tolosa y fue uno de los últimos de Filipinas. Cuando volvió a su pueblo, ya le habían dedicado una tumba. Eso le acarreó muchos problemas, pues en aquella sociedad tan católica era un problema saludar a un señor muerto. Mi padre creció en la posguerra a tope. Fue a un internado, en el que recibía educación a cambió de hacer de criado para otro alumno. Luego trabajó de casi todo. Se hizo funcionario. Por sus tomas de posición personales fue destinado a Menorca y luego a Girona, que eran destinos de castigo. Allí se casó con una señora de Sarrià de Ter, criada en parte en Francia, pues su padre, mi otro abuelo, era un exiliado que volvió a España en 1978. P. ¿Sus orígenes han modulado su visión del mundo? R. Totalmente. Creo que han hecho mi visión más plural y abierta. De pequeño iba mucho a ver a mi abuelo, a Francia, donde aprendí francés. Hablar lenguas desde crío, los viajes y el sexo son las cosas más saludables de la vida. También iba a Navarra. En un 850, y con mi madre -mi madre llama a mi padre por el apellido- diciendo cada cinco segundos: "Cuidado, Quintana". Era muy duro. De todas formas, dejé de ir cuando una explosión de una fábrica de explosivos se cargó medio pueblo. No viene a cuento, pero mi abuela materna siempre decía que quería que a su entierro fueran el obispo y varios ministros. Pues bien, murió cuando la explosión de la fábrica, de manera que, en efecto, la enterraron un obispo y diversos ministros. P. No es muy corriente su memoria familiar... R. En mi niñez, la memoria familiar era un gran tema de conversación de los domingos. Pero sí, posiblemente no se cultiva mucho la memoria familiar por aquí, quizá porque somos una zona muy europea, que no quiere recordar su pasado miserable. Hay un punto de vista asustadizo sobre el pasado. P. Usted es miembro de una segunda generación de cantantes profesionales en catalán. ¿Cómo dibuja su realidad profesional? R. Estamos en un país más civilizado que antes. Es decir, más inmerso en la cultura occidental-norteamericana. Nosotros, como músicos, somos un fenómeno más social. P. Han aparecido informaciones que muestran cierto rechazo al uso del catalán en los grupos de rock. ¿Cómo lo ve? R. Era un estudio que explicaba que de 140 grupos catalanes el 60% utilizaba el inglés, y que muchos rechazaban el uso del catalán al sentirse instrumentalizados por la Generalitat, lo cual me parece muy razonable. Mi posición es que el rock debe ser, por su propia lógica interior, rebelde e independiente. Por eso nosotros hemos abandonado una discográfica independiente -sinónimo de subvenciones- para firmar por una multinacional, que, por otra parte, no deja de ser algo con espíritu burocrático. P. ¿Se considera charnego? R. Charnego es sólo una palabra. P. ¿Qué opinión le merece la Feria de Abril? R. Es una feria más. Me recuerda las Fires de Sant Narcís, aunque seguramente se tendría que instalar en otro lado. Aquí queda muy arrabalero. También creo que es un peligro reproducir las cosas fuera de su contexto; se pueden crear sucedáneos.
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