CiU se plantea retrasar las elecciones catalanas a noviembre de 1999

"Es prematuro, pero se trabaja con la idea básica de agotar la legislatura autonómica", manifestó ayer el secretario general de CDC, Pere Esteve. El efecto Borrell es un quebradero de cabeza para la coalición nacionalista, que ve como las primarias del PSOE han convertido el apacible mar de la política catalana en un océano de encrespadas olas. A la espera de que la tempestad amaine, un sector de CiU prefiere las elecciones en noviembre y no en marzo de 1999.

El temor a que las autonómicas catalanas pasen a ser las primarias de las generales ha llevado a CiU a plantearse el cambio de fecha. Pero, de momento, todo se mueve en el terreno de las hipótesis. Para que las generales -que se convocarán en marzo del 2000, en caso de que se agote la legislatura- pasen por delante de las autonómicas, CiU debería dejar caer al Gobierno de José María Aznar: y esa es una posibilidad que nadie apunta dentro de la coalición nacionalista.El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, sigue siendo partidario de que los comicios se celebren en marzo de 1999 y no al acabar la legislatura en noviembre, según aseguran en CDC. Pero esta opinión no la comparten muchos dirigentes de UDC -el socio democristiano de CDC- ni de la propia Convergència. "Nos interesa agotar la legislatura, esperar que el tiempo se encargue de rebajar la espuma de las primarias del PSOE y que entre Borrell, Pasqual Maragall y Narcís Serra el ambiente se haga irrespirable", manifestó un dirigente de CiU. "Además, cuanto más tarde en conformarse y concurrir a las urnas la alternativa de Maragall a la presidencia de la Generalitat, más fuerza habrá perdido su candidatura: ¿Qué hará Maragall desde junio de este año hasta noviembre del año próximo? Demasiado tiempo para estar inactivo", agregó otra fuente nacionalista.

Un dirigente de CDC subrayó, asimismo, que el papel de Serra, secretario general del PSC, se resentiría y quedaría en entredicho con los prominentes liderazgos de Maragall y Borrell. Otros en cambio aseguran que Serra acabará siendo el gran artífice de la entente entre el candidato a la presidencia del Gobierno y el cabeza de lista a la Generalitat. En cualquier caso, el denominador común de todos los analistas de CiU tiene en cuenta el efecto Borrell.

Y no es de extrañar que la preocupación cunda en las filas de la coalición nacionalista catalana. Las últimas encuestas de que dispone CiU muestran un incremento en la intención de voto para la coalición nacionalista y para el PSC, pero los datos son anteriores a la elección de Borrell como candidato a la presidencia del Gobierno, con lo que el Partit dels Socialistes podría aumentar sensiblemente su tendencia de voto.

"Borrell puede resucitar un voto abstencionista en el cinturón industrial barcelonés y, además, atraer a los de su izquierda", subrayaron las mismas fuentes nacionalistas.

Por el momento, las dudas sobre la fecha electoral no se despejan, pero el temor al efecto Borrell ya es un hecho.