_
_
_
_
_

"Self-service" artístico

Le costaba concretar, o mejor no quería. Susana Solano, escultora, insistía una y otra vez en que se olvidaran la anécdota, los referentes inmediatos de los cuadros, y se tratara de "entrar en la pintura". Tampoco quería hacer ningún tipo de interpretación. El espectador, decía, debe tener la misma libertad que la que había disfrutado el pintor. Escoger, como en un self-service, la interpretación que más le guste a partir de los elementos dados por el artista. A su lado, entre 15 y 50 personas, según los momentos. Eran visitantes de la exposición de Miquel Barceló en el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (Macba) que se habían apuntado a la visita guiada que realizó ayer la escultora. Todos los martes, hasta el 17 de junio, a las seis de la tarde, hay un paseo por la exposición de la mano de distintas personas, desde poetas a físicos, pasando por músicos, arquitectos o filósofos. Susana Solano, como suele sucederles a los artistas, fue parca en interpretaciones. "El arte es generosa libertad", y añadió más tarde: "Tàpies dice que el arte es una magia. El mago hace su número y entre el público hay gente que se pasa el tiempo intentando descubrir el truco y gente que se deja llevar por el espectáculo, por la magia. Me molesta dar pautas porque yo misma desconozco muchas cosas". Más preguntas del público buscando la concreción. "Yo no soy teórica. Para mí el arte es emoción". Antes, eso sí, ha intentado situar a los asistentes en el contexto en el que se sitúa el trabajo de Barceló. Mallorca, África, el tratamiento, a su juicio plano, del espacio en los cuadros... Anacronismo En un momento, durante una corta discusión en la que diversos visitantes intentaron interpretar uno de los cuadros -Setze penjats, 1992-, alguien intervino molesto porque afirmaba que se estaba hablando de Barceló como de un pintor de caballete del siglo XV cuando, decía, "es un artista que mira al siglo XXI". "No estoy de acuerdo", saltó Solano. "También podría estar pintado en un caballete. Hay una cosa de Miguel que es anacrónica, está fuera del tiempo, y no lo digo en sentido peyorativo. En el fondo es un clásico, a su manera. Es agresivo, furioso y hábil, pero creo que puede hacer más cosas. Es joven aún, y hábil, listo e inteligente; nadie dice que pinte mal, pero pido un riesgo mayor. A veces, las referencias tan claras me distraen. Querría más enigma". Alguien pregunta si eso puede deberse al éxito de Barceló. "Los años ochenta fueron muy duros para bastantes pintores, pero Miguel ya había triunfado y no cogió aquella etapa. El tiempo pasa y ha demostrado que sigue estando allí, trabajando. Creo que es consecuente consigo mismo. Supongo que esta exposición y la que hizo en París han sido un motivo de mucha reflexión. Una retrospectiva es tremenda y dolorosa porque te obliga a coger distancia". Le preguntó a Pep Subirós, el comisario de la exposición, si sabía si a Barceló le había afectado la exposición. "De vez en cuando viene a pasear a solas por la exposición", confesó Subirós. "El artista está solo, completamente solo", concluyó Solano. "La honestidad es básica para mí y creo que Miguel es honesto con su trabajo. Y también es ético, toda su obra es como un canto a la vida y a la naturaleza". Fin de la visita.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_