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Guatemala promete aclarar la muerte del obispo

El Gobierno de Guatemala prometió investigar hasta el final el asesinato del obispo Juan Gerardi, cuyos móviles dijo desconocer, y aprobó que una comisión integrada por delegados oficiales y del arzobispado supervise los trabajos policiales dirigidos a la detención de los culpables. Gerardi fue asesinado el domingo por la noche a golpes de un adoquín que le destrozó el rostro. El autor del crimen, aún sin identificar y aparentemente protegido por otros cuatro, se dio a la fuga. «En este asunto no hay plazos. Ojalá fuera pronto que pudiéramos esclarecerlo, pero eso no se puede saber. Lo único que puedo decir es que vamos a poner nuestro mayor esfuerzo», declaró el presidente, Álvaro Arzú, sobre el plazo de 72 horas dado por la Oficina de Derechos Humanos del Arzobispado (ODHA) para ver resultados. El cadáver del prelado, velado durante dos días por numerosos compatriotas, será sepultado hoy en las cripta de la catedral de Guatemala. El Gobierno decretó tres días de luto nacional.

El arzobispo de Guatemala, Próspero Penados del Barrio, considera como la hipótesis más probable que los asesinos del obispo auxiliar Juan Gerardi hayan sido elementos del Ejército. En declaraciones al diario de la Conferencia Episcopal Italiana Avvenire, el arzobispo hace referencia al informe Recuperación de la Memoria Histórica de Guatemala, que acababa de presentar Gerardi y en el que se esclarecen algunas de las más atroces matanzas cometidas por el Ejército y por la guerrilla en los años ochenta. El hecho de que se denuncien también asesinatos cometidos por los guerrilleros lleva al prelado a declarar: «No descartamos ninguna hipótesis, pero somos más proclives a pensar en la rabia del Ejército que en la guerrilla». Por la sencilla razón, en palabras del arzobispo, de que «la guerrilla como tal ha dejado de existir. El Ejército, por el contrario, mantiene intacta su fuerza institucional y está atento naturalmente a preservar una cierta dignidad».

Los grupos de derechos humanos promotores de las manifestaciones de repudio de ayer no abrigan dudas: pertenecen o fueron pagados por escuadrones de la muerte o los sectores más reaccionarias del Ejército, investigados todos por la víctima.

«La verdad duele pero es una acción necesaria. Juan Gerardi», destacaba una de las pancartas junto a la catedral, muy cerca del grupo de activistas que recordaba en rótulos pegados en el pecho, «72 horas», el plazo concedido por la ODHA al Gobierno guatemalteco para que entregue las conclusiones de las primeras pesquisas.

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