Que estalle lo obvio
Miles de personas se mueren o van a morirse de hambre en Sudán, como ya ocurrió no hace mucho en Corea del Norte. Mientras tanto, el dinero, el G-7, los que mandan, el FMI, se movilizan para desatascar del atracón consumista a Japón, como en su día lo hicieron con Corea del Sur, la vecina de los que se morían de hambre. Que estalle lo obvio en nuestros oídos: ¿cómo es posible que el mundo avance para que yo pueda escribir estas letras en el ordenador y le lleguen a ustedes segundos después y en Sudán haya niños que siguen muriéndose de hambre? ¿Cómo es posible que la noticia de que mueren de hambre miles de personas en el mismo lugar y por las mismas causas de siempre no sea portada en su periódico? ¿Cómo es posible que a las puertas del aclamado siglo XXI la crisis de Japón movilice e inquiete más a los políticos, banqueros y guardianes del pensamiento único consumista que el hambre en Sudán? Que estalle el más desgarrador lamento: ¿cómo es posible?- . .
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