EN LA PERRERA DE MÁLAGA.
Dicen de este león que vivió como un perro 20 años. Como un perro recluso y entre perros. Porque un perro que en libertad se lame sus heridas, o ladra y muerde acaso, es libre. Los apagados ojos de esta presa y exiliada fiera son ya ojos sumisos que han dejado de ser sus propios ojos. Sucede así a hombres vencidos y este apagado animal parece una metáfora de tanto ángel fieramente humano que corrió igual destino. Su presidiario tal vez lo quiso manso.
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