Antisemitismo
El pasado 17 de marzo la prensa española informó a sus lectores sobre una rueda de prensa realizada el día anterior en la Santa Sede, en la que se presentó un documento de 11 páginas sobre la nueva actitud del Vaticano respecto al antisemitismo y al Holocausto. Casi todos los periódicos españoles que pude leer señalaban que el documento acepta la responsabilidad de los cristianos que realizaron acciones antisemitas, las raíces cristianas del antijudaísmo y la necesidad de cambiar ahora las relaciones habidas entre cristianos y judíos durante 2.000 años. Mucho me temo que el público español en general, como el de otros países europeos, no vaya a sentirse aludido por este documento, puesto que puede pensar que la Santa Sede sólo se está refiriendo al antisemitismo de muchos alemanes y anglosajones durante la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, yo me acuerdo que cuando vivía en España tuve la oportunidad de toparme con tradiciones antisemitas. Algunas de escarnio, como la que pude escuchar en la ciudad de Palma de Mallorca, donde me aseguraron con toda seriedad que los judíos tienen cola. Otras, auspiciadas por la Iglesia española, como la tradición antisemita del Santo Niño de La Guardia, que sobrevive en el pueblo de La Guardia, provincia de Ciudad Real. No hace falta recordar que la Iglesia española siempre consiguió ser bastante independiente de los decretos pronunciados por el Vaticano. Me pregunto cómo va a reaccionar esta vez ante este documento elaborado durante diez años por el Vaticano. ¿Cómo va a asimilar su contenido y va a adaptarlo a la catequesis? ¿Va a recibir el cura párroco del pueblo de La Guardia normas nuevas para hablar a sus feligreses sobre su santo patrón?- .
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