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Ketama y Pedro Guerra triunfan en La Habana

La banda ofreció un concierto mágico, lleno de 'funky', salsa y entusiasmo

Diego A. Manrique

En la noche del pasado domingo, el teatro Karl Marx habanero sonó español. El segundo concierto cubano del sello canario Eurotropical contó como invitados, con el patrocinio de la SGAE, con el cantautor Pedro Guerra, el dúo Gema y Pavel y el grupo Ketama, con formación completa. Ambos triunfaron rotundamente ante una audiencia exigente.

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Los conciertos anuales de Eurotropical en el Karl Marx tienen como motivo la presentación de los artistas cubanos que graban para la discográfica española. En esta ocasión, la balanza se inclinaba hacia la música tradicional. La Charanga Rubalcaba y Soneros de Camacho son dos agrupaciones retrospectivas, pero que derivan su vigencia de la asombrosa energía que transmiten veteranos como Nené Álvarez o Guillermo Rubalcaba. Mayelín Naranjo es una vibrante vocalista del oriente cubano qué, a pesar de su juventud, recupera la tradición de las divas de la música tropical, esas que cantaban con metales en relucientes níghtclubs durante los años cincuenta. Los tres están destinados a fascinar a esa Europa que se ha enamorado de los sonidos rancios de la isla. El segmento cantautoril se abrió con la exquisita Liuba María Hevia. Gema y Pavel volvieron de Madrid para ofrecer canciones como Sacacorchos y cartucho, cuya letra torció el rictus a algún alto funcionario del Gobierno. Pedro Guerra supo encantar a un público atento y educado que se reveló apreciador de sus sutilezas. Sus cuatro canciones una de ellas con la Hevia, motivaron que se pidiera insistentemente que siguiera en el escenario. Guerra sólo necesita su guitarra para convencer.

Y llegó la hora de bailar. Klimax sigue siendo una orquesta de asombrosas capacidades pero da la sensación de no saber por dónde encarrilarlas. Oscila entre la atracción por la salsa popular y una secreta querencia por el latin-jazz. Un dilema que no se resuelve cuando trasladan Every breath you take, de Sting, al chachachá.

Los congregados en el Karl Marx habían acudido en su mayoría atraídos por la leyenda de Ketama, que fueron presentados como "adalides del nuevo flamenco". Sólo hubo ráfagas de flamenco en este concierto: Ketama versión 98 es sencillamente una banda universalista, de clase superior. A pesar de que llegaban con un baterista recién incorporado y que tocaban con el trombonista de Klimax, su música y su sonido son tan contundentes como el de la mejor agrupación funky. Añádase el genuino entusiasmo de los Carmona por tocar en Cuba y su soltura escénica y se comprenderá que éste fuera el concierto más impactante que uno recuerda de los muchos que ha visto a Ketama. Naturalidad

Los cubanos sólo conocían dos temas de Ketama: No estamos lokos, salserizado por la Charanga Habanera, y Se dejaba llevar por mí, también grabado por una agrupación local. Pero se deslumbraron ante la naturalidad con que Ketama pasa de las sevillanas a la salsa, de lo brasileño a lo africano, del funk a la rumba gitana, de las canciones festivas a los temas de comentario social. El cierre, con Un no estamos lokos apoteósico, contó con el añadido de Klimax, Gema y Pavel y Pedro Guerra. Para ellos y los asistentes fue una noche de imposible olvido. Lo grabó Cubavisión y Televisión Española: si lograron captar la magia del Karl Marx, será un programa igualmente memorabl

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