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Solidaridad musical con el pueblo saharaui

El Frente Polisario, que proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (RASD), ha dedicado por entero los días de Semana Santa a organizar una serie de intercambios culturales en el mismo lugar donde ellos han resistido en condiciones extremas durante los últimos 25 años.Un encuentro musical, titulado Sáhara en el corazón, fue el acto principal de estos días de puertas abiertas. "De cada grito de dolor, de cada gota de sangre, de cada lágrima derramadas en estos años, una nota de alegría'', había dicho el día anterior al comienzo del festival el ministro de Información de la RASD, Jatri Aduh.

El Polisario está feliz. Desde los campamentos de refugiados saharauis construidos cerca de la ciudad argelina de Tinduf, ve cerca el regreso a su patria, el antiguo Sáhara Occidental Español, que actualmente ocupa Marruecos. Está feliz y se lo quiere comunicar al mundo. La ONU se ha comprometido con el Polisario a garantizar el retrasado proceso de referéndum pactado con Marruecos, que dictaminará si el medio millón de personas que viven en esos campamentos puede emprender el anhelado regreso como ciudadanos libres o que el territorio se adscriba para siempre a la soberanía alauita, quedando ellos en una situación incierta. Pero algo empaña la esperanza y lo denuncia: creen que Marruecos utilizará todas las artimañas para adulterar el resultado a su conveniencia.

Smara, el campamento donde se instaló el escenario y que toma el nombre de una de las ciudades del territorio reivindicado, no es Woodstock, ni tampoco el Móstoles del Festimad, ni el Espárrago Rock. Smara no tiene carreteras, carece de luz eléctrica, apenas hay agua y se vive bajo un viento constante, seco y cargado de arena que todo lo abrasa.

Música viva

En esas condiciones, un concierto con una elevada nómina de artistas participantes llegados de otras partes del mundo, difícilmente puede salir adelante. No es que haya que justificarlo, pero aún así, dentro de las calamidades previsibles, los parones y la calidad escasa de la amplificación eléctrica, las dos noches de la última luna llena se pudo escuchar la música que ha mantenido viva el pueblo saharaui en su exilio, el haul, música tradicional que habla de amores,' guerreros, poesía y belleza.Muchos de los participantes estarán en Saharuis, cuatro discos compactos que próximamente publicará la discográfica madrileña Nube Negra. Salvo el sudanés afincado en Madrid Wafir y la gallega Uxia, los artistas llegados desde España (Merche Corisco, Mestisay, Marina Rossel y Rasha) no llegaron a desenfundar sus instrumentos. Aún así, el intercambio cultural cumplió parte de sus objetivos.

Pudo verse a un pueblo que, a falta de territorio propio, mantiene su identidad en condiciones extremas. Muchas familias españolas, que han recogido algún verano a niños saharauis, han pasado la Semana Santa allí para devolverles la visita, y lo han podido comprobar.

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