Chinchón recrea el Gólgota
Cerca de 15.000 personas presencian la representación de la Pasión deJesús más antigua de la región
Nada pudo con el interés que había suscitado la representación viva de la Pasión de Cristo. Ni el viento ni la gélida temperatura. Cerca de 15.000 personas, según fuentes municipales, abarrotaron la plaza mayor de Chinchón (3.849 habitantes) para disfrutar de esta recreación de los sucesos del Gólgota. A pesar del frío y del cortante aire que surcaba las callejuelas, ésta ha sido la representación que ha batido el récord en cuanto al número de personas que la han presenciado. Por parte de los actores también ha sido unas de las más numerosas: cerca de 250 personas encarnaron los últimos episodios de la vida de Jesús. La representación comenzó al caer la noche, como manda la costumbre (sobre las 21.15) y finalizó casi dos horas más tarde, después de recorrer más de un kilómetro.En la plaza mayor de la localidad, punto de salida y llegada de la actuación, no cabía un alma más. Cinco horas antes de que Cristo fuera crucificado, ya había gente asomada en los balcones, ventanucos y demás orificios de la antigua arquitectura de la plaza. Los alrededores de la cruz eran los puestos más solicitados. "Es que si no, no coges sitio", justificaba un joven. "Lo que vamos a coger es un buen resfriado", le respondió un amigo suyo. Todos iban bien pertrechados para aguantar los casi cero grados de temperatura que hacía.
La alcaldesa, Ana Magallanes Buitrago, del PP, plasmó la situación con una frase: "Ha nevado hasta sólo hace unos momentos, pero esto ya es una tradición y no hay quien lo pare", explicó.
Pero algunos decían no sentir el frío. Para el apóstol Felipe, al que dio vida Juan Varea, curiosamente, el carpintero de la localidad, "hay algo superior que te mantiene a tono", señaló al tiempo que caminaba. Sus únicas prendas eran una simple túnica y los calzoncillos. La representación se dividió en ocho actos. Comenzó con la última Cena, en la que Jesús, al que encarnó Miguel Angel Moya, un industrial de la zona, advirtió a sus apóstoles: "Uno de vosotros me va a traicionar".
Para Pilar Montero, de 78 años, la primera directora de esta añeja actuación, ese es el momento con más fuerza. "Hace 35 años, sólo eran un puñado de actores. Estaban los principales y nada más. Pero ahora, hay muchos más medios y es más bonito", señaló. Josefina García, otra vecina, señaló que "hace 35 años, cuando empezó la representación, se utilizaban botes de tomate como antorchas. Se cargaban de combustible y se colgaban de las paredes para alumbrar el paso de Jesús", explicó. Durante la representación, la más antigua de este tipo que se celebra en la región, los actores estaban muy concentrados, casi en trance.
El público guardaba silencio al paso de Jesús. "Es que aquí hay mucho sentimiento religioso", señalaba una señora, creyente confesa. La plaza rompió en aplausos en el momento de la crucifixión.
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