La Ertzaintza detiene a dos supuestos miembros de un 'comando legal' de ETA

La Ertzaintza detuvo ayer en Durango (Vizcaya) a dos supuestos miembros de un comando legal (no fichado por la policía) que presuntamente habían colocado poco antes un artefacto explosivo en unas oficinas de la Telefónica en la localidad también vizcaína de Basauri. La operacion antiterrorista, que sigue abierta y podría suponer más detenciones, se produce apenas dos semanas después de que la Guardia Civil detuviera en Sevilla a tres presuntos integrantes del comando Andalucía y unos días antes a dos liberados del Araba.

Granadas, bombas lapa y diversos componentes para fabricar artefactos fueron localizados ayer en Durango en el piso en el que fueron detenidos dos presuntos miembros de un comando legal de ETA. La Ertzaintza les detuvo horas después de que en la noche del pasado lunes colocasen una bomba en unas oficinas de Telefónica en Basauri, según informó la propia Policía vasca. Una de las personas detenidas, Gorka Fraile Iturralde, trabaja en ese centro de Telefónica y está afiliado al sindicato LAB, vinculado a HB. La bomba fue neutralizada por artificieros de la Ertzaintza. Desde julio de 1997 ETA ha perdido cinco grupos en Vizcaya.Los detenidos, Gorka Fraile Iturralde, de 27 años, y su compañera María Piernavieja, de 21, fueron localizados en un piso de la calle de Artzetagan, de Durango. En el registro del inmueble se encontró diverso material para la preparación de atentados. En la vivienda tenían almacenadas granadas de tipo Mecar, bombas lapa y elementos para fabricar varios tipos de artefactos explosivos y abundante documentación. Todo el material incautado está siendo analizado y será exhibido hoy en dependencias policiales.

La operación antiterrorista ha sido la culminación de una investigación que tenía abierta la Ertzairitza desde hace algún tiempo y a la que se han sumado algunos datos obtenidos tras el atentado fallido contra las oficinas de Telefónica en Basauri.

Testigos presenciales vieron cómo, sobre las diez de la noche del pasado lunes, un hombre depositaba una caja junto a la puerta de la central que Telefónica tiene en la calle de Piru Gainza, de Basauri. Una persona alertó a la Policía Municipal, que, a su vez, llamó a la Ertzaintza. Artificieros de la Ertzairitza lograron neutralizar a la una de la madrugada de ayer una bomba oculta dentro de una caja, compuesta por dos kilos de cloratita con un temporizador. La deflagración controlada sólo causó daños en la fachada.

Horas después del fallido atentado, la Ertzainitza irrumpía en el piso de Fraile y Piernavieja y procedía a su detención con la autorización de la juez María Teresa Palacios, titular del Juzgado de Instrucción número 3 de la Audiencia Nacional, por lo que se supone que fueron detectados y seguidos tras abandonar el artefacto.

Fraile pertenece a la sección sindical de Telefónica, según LAB, que hizo ayer un llamamiento a la movilización a los trabajadores de esa empresa.

La infraestructura de ETA en Vizcaya se encuentra diezmada debido a que en los últimos meses han sido desmantelados cinco grupos de esa organización. Cuatro de ellos habían llevado a cabo acciones terroristas en la comarca del Duranguesado.

La reiteración de sus acciones en esa zona hacía sospechar a los investigadores policiales que ETA poseía infraestructura en ella. En julio de 1997 fue desmantelado el comando Arrano en Durango, tras la huida de sus integrantes al producirse una explosión accidental en el piso que usaban para refugiarse; en septiembre, dos liberados del comando Vizcaya fallecieron en Bilbao en un enfrentamiento con la Guardia Civil; un mes después, tras el asesinato del ertzaina Txerna Agirre frente al Museo Guggenheim, fue desarticulado el comando Katu. El pasado marzo, la Guardia Civil desarticuló en Vitoria y otros puntos de Guipúzcoa y Vizcaya al comando Araba.

La detención de estos grupos permitió determinar la autoría de la mayor parte de los atentados ocurridos en Vizcaya. Sin embargo, todavía quedan sin esclarecer ocho. Entre ellos, varios perpetrados en localidades cercanas a la provincia vizcaína, como la bomba colocada en un edificio de Santander en el que las juventudes del Partido Popular tenían prevista una reunión. el pasado 21 de febrero.