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Dios es zombi

Juan José Millás

Tengo desde pequeño un temperamento religioso, un carácter místico, pero nunca se me ha aparecido Dios ni nada parecido. Tampoco he logrado sanar a nadie imponiéndole las manos. A todo el mundo le suceden cosas paranormales menos a mí. El otro día se murió en Australia la madre de una vecina mía atea de toda la vida y, por lo visto, en el momento mismo del fallecimiento a mi vecina se le rompió un anillo a la vez que una voz interior le decía: "TÚ madre está en apuros". Telefoneó urgentemente a Australia y, en efecto, acababa del fallecer. No es que no lo sintiera, pero la premonición compensó la pena. Ahora se ha puesto dos anillos en cada dedo para barruntar al por mayor. Un chollo.Yo tampoco pido una manifestación tan exagerada, pero hace poco, por ejemplo, se me estropeó la cisterna del retrete y me dije: ya está, esto es que le ha pasado algo a mi cuñado, que es fontanero. Telefoneé enseguida a su casa y mi hermana me dijo, que estaba estupendamente. No voy a decir que hubiera preferido lo contrario, pero sí una señal de que hay Dios y de que me tiene en cuenta a la hora de repartir sus dones. Muchas de las personas que se ganan la vida en revistas dedicadas al más allá proceden del ateísmo radical, pero Dios les ha dado la fe. Eso es como si cuando ganara un partido político no colocara en la Administración a los que le han votado. En eso Fraga es perfecto, me parece a mí. Bueno, pues yo me he pasado la vida votando a Dios y continúo en el paro místico. No es plan.

Así que hace poco me dije hasta aquí hemos llegado. Fui a la plaza de Callao, me senté en un banco y le dije a Dios:

-No me muevo de aquí hasta que no te manifiestes. Tú verás.

Al rato se sentó un yonqui al lado, me pidió 40 duros para un bocata de mortadela y le mandé a la mierda.

-Tampoco es para que te pongas así -dijo.

-Perdona, es que llevo esperando a Dios desde hace dos horas, o desde hace 30 años, y estoy hasta las narices.

-¿Y quién te dice que yo no soy Dios? Le iba a mandar a freír espárragos, pero me contuve gracias a mi talante piadoso. Dios se aparece bajo las formas más extrañas, incluso bajo la -apariencia de Papa, que ya son ganas de figurar. Recordé un eslogan que, pusieron un día en la fachada de mi casa: "Dios es negra", y lo dije en voz alta.

-Dios es negra.

-Y marrón y azul y rojiblanca y azulgrana. Soy del color que quiera -dijo el yonqui, no tengo límites.

Le pedí una demostración y me hizo un juego de manos con una moneda. Lo he visto mil veces: primero simuló que se la tragaba y luego me la sacó de la oreja. Vaya cosa. Una paloma sin dedos se me acercó y me picoteó el zapato. Le iba a dar una patada porque no soporto a las palomas sin dedos, pero tuve miedo de que fuera Dios, o el Espíritu Santo al menos, y me contuve.

-¿Quieres más pruebas? - dijo el yonqui.

-No,sé, resucita a alguien. Haz algo que pueda vender a una revista del más allá.

Entonces señaló con la mano al personal que iba de un lado a otro y dijo:

- A todos éstos los he resucitado hoy.

-Pero los has resucitado mal -dije-, parecen zombis.

-Dios es zombi -afirmó- ¿No has leído nunca ese grafitti?

-No -confesé aterrado- Pero miré más detenidamente al yonqui y, en efecto, parecía que acababa de salir, de la tumba.

-Resucitar es fácil -dijo- Lo difícil es aguantar luego la vida minuto a minuto. Anda, dame 40 duros para un bocata de mortadela y deja de pedir peras al olmo. Como se me ocurra hacerte un favor, te vas a arrepentir de haberme conocido. Tenía un gesto de cansancio cósmico que me hizo comprender que de verdad estaba hablando con Dios. Así que le di el dinero y me largué. Ahora vivo horrorizado con la posibilidad de que me lo agradezca dándome poderes para curar o algo peor. Por si acaso, no he vuelto a pasar por Callao.

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Sobre la firma

Juan José Millás
Escritor y periodista (1946). Su obra, traducida a 25 idiomas, ha obtenido, entre otros, el Premio Nadal, el Planeta y el Nacional de Narrativa, además del Miguel Delibes de periodismo. Destacan sus novelas El desorden de tu nombre, El mundo o Que nadie duerma. Colaborador de diversos medios escritos y del programa A vivir, de la Cadena SER.

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