Profecías del éxito y del fracaso
, El diario popular The Sun, el aliado más fuerte del primer ministro Tony Blair en todo el espectro de la prensa británica, afirma sin rodeos que los planes sociales del Gobierno laborista podrían haber sido elaborados y puestos en práctica por los conservadores si cuando éstos estaban en el Gobierno hubieran "tenido suficiente inteligencia y coraje" para hacerlo.Para la gran mayoría de los comentaristas, Blair y Brown han dado en el clavo y las palabras de William Hague, el líder de la oposición conservadora ("esto es, paso a paso, una traición al pueblo británico", que mermará gravemente los ingresos de la familia promedio), reflejan envidia y miopía.
El Financial Times dijo que el Gobierno había adoptado "un paso decisivo" para el equilibrio de la economía británica y su dirección hacia "un incremento del empleo y la equidad" porque demostraba "loable" prudencia en la reforma del sistema impositivo y "pragmatismo" en su decisión de abandonar planes de arremeter contra los ahorradores acomodados.
Uno de los más fuertes embates contra los planes de Blair y Brown parte desde el ala izquierdista del partido laborista. Ken Levingston, parlamentario de Bren East, describió el presupuesto sobre el que se basa el plan de reestructuración del Estado de bienestar como "un presupuesto cobarde".
"A pesar de tanta palabrería sobre prudencia y rectitud financiera, el presupuesto ignora cada una de las dificiles opciones que encara el país" sostiene Ken, El Rojo, en The New Statesman.
Las medidas presentadas por el Gobierno, agregaba, fortalecerían el valor de la libra esterlina con el consiguiente impacto negativo para las exportaciones. Seguido de un aumento del déficit en la balanza de pagos, añadía, el crecimiento de la economía registrará una desaceleración en un periodo mucho más breve de lo que muchos suponen. Con los desastrosos efectos económicos para todos, se entiende.
"Éste es el tipo de presupuesto que uno se esperaría si los laboristas de Blair estuvieran en el umbral de una elección", observó. Curiosamente, es Levingston quien tiene la mirada puesta en las urnas: pocas horas después de que Blair anunciara para mayo un referéndum sobre la elección de un alcalde para Londres, Levingston, otrora jefe del extinto Consejo del Gran Londres, anunció con gran entusiasmo su candidatura para el puesto.
