El obstáculo Yeltsin
RUSIA NECESITA aclarar su futuro político para solucionar los enormes problemas que tiene. En principio, el velado anuncio de Yeltsin de que no se presentará a la reelección en el 2000 para un tercer mandato como presidente de Rusia debería servir para despejar este futuro y abrir el país a nuevas posibilidades. Sin embargo, la declaración ha sido tan oscura como para abonar la confusión y poner de relieve que, menos de dos años después de su reelección en julio de 1996, Yeltsin es cada vez más parte del problema y menos de la solución.Un país con tantas reformas pendientes, en el que el poder está tan centralizado en manos del presidente, no debería depender de una persona caprichosa, cuya en fermedad le impide ejercer su cargo con eficacia. Esta situación hace que algunos integrantes de la corte que rodea a este nuevo zar, entre ellos su hija Tatiana, tengan una influencia desmesurada y en su entorno se libren luchas feroces entre los grandes grupos mediáticos, financieros e industriales.
Adivinar las intenciones de Yeltsin por sus palabras es un ejercicio arriesgado. Con una salvedad: siempre le ha movido el objetivo central de mantenerse en el poder. ¿Por qué ha de ser ahora diferente? Por eso la intención apuntada ayer de que no se volverá a presentar carece de credibilidad a dos años vista de las próximas elecciones presidenciales. Y más cuando el Tribunal Constitucional -que nunca se ha pronunciado en contra de los intereses de Yeltsin- no ha aclarado aún si el actual presidente puede presentarse a una nueva reelección.
El afán por conservar el poder llevó a Yeltsin a decidir la destitución fulminante de Víktor Chernomirdin como primer ministro, para proponer en su lugar a Serguéi Kiriyenko, un peso ligero de 35 años, sobre el que debe pronunciarse el Parlamento, en el que Yeltsin no cuenta con mayoría. Si los parlamentarios rechazaran por tres veces la propuesta, Yeltsin podría disolver la Cámara. Ésta es su gran amenaza, o puede que incluso su intención. Chernomirdin anuncia que se presentará a la presidencia en el 2000. ¿Lo apoya Yeltsin, como dice, o su destitución con dos años de antelación es una forma de restarle base electoral?
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