Una herencia difícil
Lleno hasta la bandera en Casa Patas: había expectación por ver a este joven Antonio de los Santos, el nuevo cantaor de la familia Agujetas, prácticamente desconocido en Madrid.Hijo de Manuel, se le parece no sólo físicamente, sino también en la forma de cantar y de estar en el escenario. Nervioso, inquieto, dándole sin parar al trago largo. Heredó del padre hasta la voz, ese sonido que a veces nos parece como destemplado pero que otras es flamenquísimo y se instala con sentimiento en la queja y la desolación, en la pena doliente.
Parece haber heredado también, Antonio de los Santos, la irregularidad del padre. En la primera parte defraudó sin atenuantes, con un cante pobre, casi medroso, y una tendencia descarada a abreviar. En la segunda, parte fue distinto. No es que cantara de maravilla, pero dejó la evidencia de una base cantaora importante, con ráfagas de gran cante por soleares, por siguiriyas, por bulerías, incluso por fandangos. Ésta es la herencia en la que Antonio de los Santos debe profundizar con dedicación e interés, la herencia que debe cultivar con mimo y pasión. Tiene el conocimiento y las condiciones para ello, lo demás se le dará por añadidura si se lo toma realmente en serio, pues no es fácil. Pertenecer a una de las familias de gran rango del cante jondo obliga no sólo a cantar bien, sino a ser uno de los mejores.
Agujetas Hijo
Toque: Antonio Jero. Baile: Cristina.Casa Patas, Madrid, 28 de marzo.
El cantaor tuvo a su lado a un guitarrista de lujo, Antonio Jero, quien le dio un toque justo y delicado, casi íntimo.
Babelia
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