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Reportaje:

Asalto a la universidad

1.150 mayores de 25 años se examinan de cultura general para acceder a una carrera superior

Casi todos tienen trabajo, aunque lleguen apurados a fin de mes; muchos se acercan a media tarde a recoger los niños al colegio y hasta alguno hay con la jubilación ya garantizada en el bolsillo. La vida no les ha tratado del todo mal, pero les ha dejado con una desazón. En su momento no pudieron, o no encontraron fuerzas, para estudiar una carrera universitaria. Ahora quieren saldar esa asignatura pendiente. Son 1.153 ciudadanos mayores de 25 años que ayer consumieron toda la mañana en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense sometiéndose a las pruebas de acceso a la universidad.Muchos conocían ya el proceso de años anteriores. No es que el examen resulte extraordinariamente difícil, pero la ausencia de un temario concreto complica las cosas a la hora de prepararlo. "Yo me he estado leyendo libros de texto de octavo de EGB y primero de BUP", confiesa Carlos, García, de 28 años, un pintor autodidacto de estilo daliniano que suspira por estudiar Bellas Artes. Y abunda: "El problema es que no sabes por dónde te van a venir los tiros. En el test cultural preguntaban, por ejemplo, cuántas costillas tiene medio cordero, y yo no he sabido qué contestar ...".

Lo más habitual es que los candidatos a participar en el fragor universitario se preparen el examen durante cinco o seis meses en alguna academia especializada, a razón de 10.000 o 12.000 pesetas de matrícula mensual. "Te orientan bastante bien porque es su negocio, pero me da un poco de rabia que en las facultades no ofrezcan ni la más mínima, infórmación", apuntaba Ana, con 25 años recién cumplidos y la secreta aspiración de compaginar la oficina con un pupitre en la facultad de Ciencias Políticas.

Las estadísticas delatan que son muchos más los que se quedan en el voluntarioso intento que quienes logran su pasaporte tardío a las aulas. El año pasado, de los 1.050 que se presentaron sólo 293 salieron airosos, lo que representa el 28% del total. Y hay quien encaja el fracaso con un desánimo vecino a la frustración. Rafael, de barba encanecida y conversación afable -"los que cargamos con 56 años ya nos acercamos a la edad provecta", antiguo ejecutivo inmobiliario retirado por una fastidiosa enfermedad, lo resumía así:"Lo malo de fallar es que hay que esperar un ano para volver a probar suerte. Y, claro, mientras tanto uno se va haciendo mayor".

Cualquiera que, como Rafael, Ana, Carlos y sus otros 1.149 compañeros, no consiguiera en su día una titulación apta para el acceso a una carrera superior, puede presentarse a este examen con sólo abonar las tasas pertinentes: 8.025 pesetas, en este caso. Quienes superen la prueba de ayer (lección oral, comentario, humanidades y naturaleza, idioma y el test de cultura general) podrán afrontar en mayo el ejercicio específico de cada facultad, donde Derecho se convierte, por regla general, en la más solicitada.

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