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Anguita denuncia que el Poder Judicial está sujeto a intereses económicos

No queda títere con cabeza. Julio Anguita, coordinador general de Izquierda Unida (IU), ataca en el informe político que presentará el próximo día 30 ante la presidencia de su organización a los tres poderes: el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial. En su opinión, todos ellos están supeditados a la única instancia que manda en España, la económica. Un poder al que, en gráfica expresión, denominó "capricho e interés del príncipe [los poderes fácticos]".

Julio Anguita realiza en su informe político un detallado análisis de lo que son los dos años de Gobierno del Partido Popular (PP). No es nada complaciente con el Ejecutivo de José María Aznar. Habla Anguita de que durante este periodo se ha desarrollado un proceso intensivo de privatizaciones: se ha vendido el patrimonio público, se han privatizado los servicios públicos y ha habido un trasvase preocupante de la actividad inversora del Estado al sector privado. También denuncia el coordinador general de Izquierda Unida "recortes feroces en el gasto público" y que se ha profundizado en la flexibilidad laboral y en el deterioro de las políticas sociales.Pero donde Julio Anguita pone más hiel es cuando critica, casi con la misma fuerza y amargura, los tres poderes: el Legislativo, el Ejecutivo y el Judicial.

Del Legislativo dice que "cada vez está más confinado a un debate de hechos consumados en nombre de la globalización del interés común y del bienestar general", pero añade que está presionado constantemente para que en su seno se produzca un permanente consenso en torno a las "políticas de Estado". Anguita subraya que las fuerzas políticas tienden hacia el centro, huyendo de la denominaciones de derechas o de izquierdas.

Al Ejecutivo le acusa "de ser mero capataz de los poderes económicos" y advierte que no es que éstos condicionen la política, sino que pura y simplemente, la suplantan. Abundando en denuncias anteriores, Anguita añade que ese poder, para conseguir "eficacia", abre el camino a las financiaciones ilegales, al terrorismo de Estado, a "la alianza y coyunda entre financieros y políticos, las mafias de todo tipo: mediáticas, policiales, políticas, económicas y judiciales, etcétera".

Pero si duro es con los dos poderes anteriores, mucho más lo es con el Poder Judicial. De él dice que "no escapa de este ámbito de degeneración y deslegitimación". Denuncia la "permanente intromisión de los intereses políticos partidarios en el poder judicial", y alerta sobre "la manga ancha" que existe en él a la hora de "acoger en su seno a personas de colectivos que lo van a representar".

Julio Anguita habla de "venalidades y delitos cometidos en nombre de intereses económicos propios y emparentados". Y por si lo tremendo de la acusación fuera poco, señala que existe en el poder judicial manipulación de textos legales "en favor de los compañeros de viaje o de causa".

El líder de IU, en un intento de aclarar sus acusaciones, termina el capítulo del Poder Judicial diciendo que en él "se instala y se desarrolla una actitud y una práctica que subordina el derecho, la justicia y el cumplimiento de la ley al capricho y al interés del príncipe [los poderes fácticos]".

La imagen tremendista que Anguita da sobre los poderes del Estado, en el fondo, no es más que un brochazo de ese cuadro oscuro y tenebroso que él dibuja sobre la situación política española. Un cuadro en el que sólo destaca algunos fugaces chispazos de luz cuando habla del papel de Izquierda Unida. Al contrario que en otras ocasiones, Anguita no profundiza la autocrítica y presenta de forma positiva la actuación de IU y su liderazgo en determinados problemas españoles. Habla también en su informe sobre la jornada de 35 horas y sobre la necesidad de buscar la unidad de la izquierda, aunque es verdad que tampoco concreta demasiado cómo lograrla, porque, en cualquier caso, su falta siempre es un problema ajeno.

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