González alaba en público la "gallardía" de Almunia por convocar primarias
El ex presidente del Gobierno Felipe González aseguró ayer que las preferencias de la opinión pública sobre el mejor candidato del PSOE "no tienen por qué coincidir con los intereses de los militantes". Fue su respuesta al ser preguntado sobre los apoyos que recibe José Borrell. Añadió que no se pronunciará por uno o por otro, pero que cualquiera de los dos "saca muchos cuerpos de ventaja" al candidato del PP. Después, alabó la gallardía de Joaquín Almunia por convocar primarias para elegir al candidato a encabezar el cartel electoral del PSOE cuando no estaba obligado a hacerlo.
El ex vicesecretario general, Alfonso Guerra, mientras, pidió "neutralidad" a todos los dirigentes del PSOE, incluido Felipe González. Guerra defendió que los aspirantes a candidato hagan un debate de ideas. "Si la máquina de un partido queda sólo para la selección de líderes, las ideas desaparecen y entonces la política la ordenan los grupos de presión, como ocurre en EE UU". Por eso, añadió, "lo importante es que se den unas ideas, un proyecto, no sólo nombres".Guerra coincidió con Almunia en que él también dimitiría como secretario general en el caso de perder las primarias pero añadió que "en ningún caso" lo habría anunciado previamente como ha hecho el secretario general socialista porque alguien lo podría interpretar como una forma de "presión"
El ex número dos del PSOE, que reclamó la participación masiva de los militantes, matizó que antes de las primarias también había democracia interna en el partido.
El Congreso de los Diputados fue ayer de nuevo el foro principal de debate sobre las elecciones primarias. En los pasillos del Congreso, Felipe González consideró "legítimo" que los ciudadanos y los medios de comunicación, "en función de sus intereses", defiendan a uno u otro candidato del PSOE. Esa opinión, dijo, "no tiene por qué coincidir con los intereses de los militantes".
A Felipe González se le pidió opinión sobre la reflexión de José Borrell de no acudir permanentemente al ex presidente del Gobierno para solucionar los problemas del partido. Esta apelación de Borrell "a ser mayores", aunque no esté "papá", tiene su origen en el 34º congreso del PSOE del pasado de junio, cuando Borrell dijo exactamente eso después de que González anunciase que no iba a presentar su candidatura a la secretaría general.
Borrell consideró ayer que sus palabras se habían "tergiversado" y sacado de contexto, ya que él, como todos, se considera solidario con toda la etapa de Gobierno de Felipe González, en la que participó como secretario de Estado y como ministro. "No hay un candidato pro y otro post felipista. Los dos somos post y los dos somos pro, al menos yo soy pro y post", aseguró.
El propio González afirmó que "seguro que hay alguna interpretación errónea en lo que ha dicho Borrell". A continuación, recordó que en su partido existe cierta tradición de asumir la historia, y que es la derecha la que tiende a no aceptar "su paternidad histórica".
En esta comparecencia pública, González hizo repetidas alusiones muy favorables hacia Joaquín Almunia. Le atribuyó "gallardía" al haber propiciado que haya elecciones primarias para elegir al candidato a la presidencia del Gobierno cuando no tenía obligación de hacerlo, ya que el último congreso federal sólo aprobó esta novedad para presidentes autonómicos y alcaldes.
Con especial atención se escucharon las diferencias que González estableció entre lo que puede opinar cierto sector de la ciudadanía y los medios de comunicación sobre quién es el mejor candidato y lo que opinen y decidan los militantes del PSOE, que el día 24 de abril tendrán que optar entre Almunia y Borrell.
Estas consideraciones las formuló al recordársele que, el día anterior, Borrell obtuvo el doble de apoyo que Almunia en llamadas a la Cadena SER. "Este debate tiene una dimensión pública y abierta, donde opinarán ciudadanos y medios y cada uno actuará en función de los intereses y resultados que quieran obtener, lo cual no tiene por qué coincidir con los intereses de los militantes del PSOE", replicó González.
Muy poco después de pronunciar estas palabras, González y Almunia coincidieron en el pasillo del Congreso de manera casual. Un poco más tarde, el encuentro fue con Borrell. Al ver a Almunia le tomó de un brazo y se fueron a un lugar discreto en el que estuvieron charlando durante 15 minutos. En otro momento de descanso del pleno, González se encontró de frente con Borrell, al que abrazó y palmoteó el rostro. Ambos charlaron durante cinco minutos.
Borrell quiso decirle que en ningún momento pretendió renegar de todo lo que ha significado la etapa de González en el Gobierno. El ex líder socialista le tranquilizó y le aconsejó que estuviera sereno, ya que en este proceso es muy posible que se vea envuelto en malos entendidos y en malas interpretaciones deliberadas o inconscientes, según narraron personas que conocieron el contenido de la conversación.
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