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Reportaje:

Clases cámaras y acción

Las escuelas de formación de cineastas, impulsadas por el auge del cine español

A los seis años estaba enganchado al cine. Rellenaba cuadernos sobre las películas, apuntaba los repartos, y premiaba y castigaba a los actores con sobresalientes y suspensos. A los siete años sabía al dedillo el nombre de los protagonistas. Todos sus juegos eran de cine. El director de cine Fernando Méndez Leite recuerda: "Durante más de un año me prohibieron ver películas y me recluyeron en un colegio de niños retrasados. Le echaron la culpa al cine".Casi 50 años después, Méndez Leite ha realizado películas como El hombre de moda o la serie de televisión La regenta, y dirige la Escuela de Cinematografía y del Audiovisual de la Comunidad Autónoma de Madrid (ECAM) desde su fundación, en 1995. "Rodar es levantar de la nada un mundo. Eso fue lo que me enganchó al cine cuando empecé a trabajar en él. Rodar es apasionante, divertido, pero todo el que se quiera dedicar a ello debe saber que la tensión que se vive es terrible".

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La vieja guardia de cineastas está integrada por autodidactas. Es el caso de Montxo Armendáriz, que ha llevado a Hollywood sus Secretos del corazón. Pero cuando se pregunta a los veteranos por la mejor educación para hacer cine, todos coinciden: cualquier escuela es buena para enterarse de cómo funciona este mundo, pero hay que rodar y rodar.

Lo importante es conseguir transmitir un punto de vista sobre una historia. Para conseguirlo, se juega con el tiempo, la luz, los espacios y el sonido. "La técnica es lo esencial", explica Mariano Barroso, director y profesor de dirección de actores. "Este oficio no se puede dejar en manos de la intuición, incluso los genios necesitan los conocimientos técnicos para transmitir lo que quieren contar".

Un montador recibe 40.000 metros de película y tiene que aprender a meter la ti era para dejarlos en 3.000: dos horas de cine. "Para dedicarse a esto, hay que asistir a una escuela y después tocar mucha película", dice Miguel Angel Santamaría, especialista en montaje, que ha trabajado en películas como Insomnio, El grito en el cielo o Los años bárbaros.

Santamaría aprendió con su padre en los estudios del NODO. "El montaje es el proceso final, en el que tienes todo en tus manos. Para dedicarse hay que tener retentiva, sentido de la organización y ser creativo".

A la técnica hay que añadir la experiencia, señala Méndez Leite. "Si hay algo que no se puede enseñar es la experiencia". Y cuenta que Alejandro Amenábar -director de Tesis y Abre los ojos, que cumplirá 26 años el próximo día 31- "hace un análisis certero sobre esta cuestión cuando dice que él realiza películas un poco de laboratorio porque lo que no tiene es vida, porque cuando no te ha pasado nada, debes buscar las referencias en el propio cine".

Dicen los que saben que para aprender cine hace falta haber visto muchas películas, sobre todo clásicas; tener mucha información; leer sobre cine; conocer bien lo que hacen los demás, y empezar a practicar donde sea, en una escuela, como aprendiz en un rodaje o a solas con una cámara de vídeo. El nacimiento de centros de formación relacionados son la industria en los últimos cinco años transcurre en paralelo al desarrollo del cine español. Como dice Mariano Barroso, "el avance del cine español en calidad y en taquilla facilita los proyectos".

Esta evolución ha hecho que se empiece a necesitar otro tipo de formación: los talleres profesionales, donde los trabajadores se reciclan y presentan sus proyectos a técnicos más especializados para que se los tutoricen. Este tipo de oferta empieza a proliferar a modo de seminarios en Europa (a través de los programas MEDIA de la UE) y en Estados Unidos (Sundance Film Institute, de Robert Redford).

"Hay que velar muchas películas y quemar muchos metros de cinta para aprender a hacer cine", dice el director de la Escola Superior de Cinema y Audiovisuals de Catalunya, Josep Maixenchs. Este centro está adscrito a la Universidad de Barcelona y es uno de los 80 que integran la Asociación Mundial de Escuelas de Cine (CILECT), cuyos miembros se reunirán el próximo año en un congreso internacional que se celebrará precisamente en Barcelona. Maixenchs destaca "la falta de equipos de guionistas, en los que cada persona se especialice en una sola función, como desarrollar una idea o construir los diálogos".

El realizador de 32 años Félix Sabroso, que junto a Dunia Ayaso ha dirigido Perdona bonita, pero Lucas me quería a mí, afirma: "No aconsejo las academias, sino los cursillos puntuales, porque son prácticos y los imparten profesionales de prestigio que no quieren perder su tiempo". Uno de ellos, Mariano Barroso, cuenta las dos caras del oficio: "Tienes que partir de la idea de que nadie te ayuda. Pero si lo consigues, estarás poniendo tus sueños en la pantalla".

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