La primera noche sin sospecha

La primera noche en libertad sin sospecha de los más nocturnos imputados en el caso Arny se mojó con cava. El propio Arny, Domingo Arnaldo Concha -bailarín argentino que dio nombre al bar- recibía con fiesta a quienes se acercaban a su nuevo local, el Bulerías. No le felicitaban por su absolución sino por su corta condena (un año y nueve meses), que le evitará ir a prisión. Arny aún no sabe con certeza qué va a ser de él, pero manifestaba cierta preocupación por el peligro de expulsión que podría acarrear su condición de ciudadano extracomunitario, pese a tener residencia italiana."La noche se ha recuperado algo hoy [por la madrugada de ayer] tras la sentencia, pero se tiene que venir más arriba en estos días", comentaba Manuel Ibáñez, dueño también de los bares El 27 y Valentino, cerrados al rebufo del caso Arny también por supuesta prostitución de menores.

Este hombre tenía hasta el lunes sobre su cabeza una petición fiscal de 27 años de prisión, pero ha resultado absuelto. "Ahora voy a ir contra la juez y contra los policías que me han hecho pasar esto durante dos años, porque en mis bares, insisto, no entraban menores". Ibáñez asegura también que en los dos años que ha pasado sin ingresos por sus bares ha sobrevivido gracias a unos cultivos de arroz en Villafranco del Guadalquivir (Sevilla) "y los ahorrillos".

La noche se llenaba de abrazos en el Bulerías, verdadero centro de encuentro de muchos de los imputados del Arny que se confiesan abiertamente homosexuales.

Muy cerca, en la plaza de Armas, el cerrado pub Arny se sigue cayendo a pedazos, mientras la piqueta acaba con los edificios colindantes. Se van a construir pisos de lujo.