Slobodan Milosevic acepta un diálogo sin condiciones con los albaneses de Kosovo
ENVIADO ESPECIALLos jefes de la diplomacia de Francia y Alemania anunciaron ayer en Belgrado lo que puede constituir un principio de desbloqueo de la crisis de Kosovo. Tras reunirse durante más de dos horas y media con Slobodan Milosevic, su estado mayor y el presidente de Montenegro, Klaus Kinkel y Hubert Védrine afirmaron que el líder serbio ha aceptado la apertura de un diálogo sin condiciones con los representantes de los albaneses de Kosovo, la retirada de sus fuerzas especiales y el fin de las operaciones represivas en la provincia sureña de mayoría albanesa.
En el pulso entre Milosevic y Occidente no hay acuerdo, sin embargo, sobre el mediador o "testigo", internacional, que la parte albanesa considera imprescindible para iniciar cualquier discusión.Con todas las cautelas del caso, avaladas por años de desencuentros entre las potencias occidentales y Milosevic a propósito de Bosnia, Védrine y Kinkel describieron las promesas del presidente yugoslavo como "progresos significativos" y el principio del cumplimiento del ultimátum lanzado por el Grupo de Contacto hace diez días para no imponer nuevas sanciones a Belgrado. A cambio de su efectiva cooperación se sugirió que la Unión Europea (UE) estaría dispuesta a reconsiderar su actitud hacia Milosevic y a ofrecer al acosado dirigente serbio algunos caramelos económicos que le permitan salir del pozo sin fondo en que se encuentra su país.
El presidente serbio, Milan Milutinovic, una marioneta de Milosevic, reiteró anoche que las negociaciones con la mayoría albanesa, el 90% de la población, para devolver a Kosovo su autonomía serían "incondicionales". Pero arrojó las primeras dudas sobre las verdaderas intenciones serbias al asegurar que él se constituiría en el único garante del cumplimiento de lo acordado. La mediación internacional en la crisis, encargada por la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE) y la UE a Felipe González, estaría así en el aire, según la versión de Belgrado, que mantiene la tesis de que Kosovo es un asunto interno y no puede ser internacionalizado.
Milosevic, sin embargo, dejó una puerta abierta al asegurar a sus interlocutores que aceptaría a cualquier enviado de la UE para discutir las relaciones entre los Quince y lo que queda de Yugoslavia. Fuentes diplomáticas serbias precisaron hace unos días que la aceptación final del ex primer ministro español sólo se produciría si su mandato no estaba vinculado exclusivamente a la crisis de Kosovo.
Védrine y Kinkel sugirieron que la cooperación financiera del Banco Mundial podría estar en puertas si Milosevic finalmente cumple lo anunciado. Serbia se encuentra marginada de los canales crediticios internacionales por decisión de Washington. Nada, sin embargo, precisaron los enviados europeos, será decidido antes de la nueva reunión, esta vez en Bonn, del Grupo de Contacto (EE UU, Rusia, Francia, Alemania, Reino Unido e Italia), que tiene la última palabra y será presidido esta vez por la jefa de la diplomacia estadounidense, Madeleine Albright.
Las potencias occidentales y Rusia se reunirán ese mismo día, el 25 de rnarzo, con representantes de los países surbalcánicos -Macedonia, Albania, Bulgaria- para anunciarles sus decisiones. Washington mantiene una actitud especialmente enérgica frente a Milosevic, y su enviado a los Balcanes, Robert Gelbard., anunció el miércoles que habrá nuevas sanciones la semana próxima si Milosevic no cumple a rajatabla el "decálogo" propuesto.
En su entrevista con los jefes de la diplomacia del núcleo duro europeo, Milosevic garantizó el inmediato nombramiento de un alto representante personal en las eventuales conversaciones con los albaneses de Kosovo. También la puesta en práctica del acuerdo educativo firmado hace año y medio con el presidente Ibrahim Rugova y nunca aplicado por Belgrado, que había sido anunciada la víspera en Pristina por Gelbard. El compromiso prevé la reintegración de los estudiantes universitarios albaneses, en su lengua, al sistema educativo estatal.
'No' a la independencia
La iniciativa franco-germana, cuyos representantes reiteraron que tanto Estados Unidos como Europa se oponen a la independencia de Kosovo, ha sido incapaz de desbloquear el capítulo del "testigo" internacional que debería presidir las negociaciones y formar el crucial trípode en cualquier intento de desbloqueo de la crisis.
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