Investigadores catalanes preparan hormigón para bases lunares
Un hormigón especialmente pensado para su posible utilización en una futura base lunar y una planta piloto capaz de reciclar residuos humanos para transformarlos en alimentos son dos de las propuestas en las que trabajan diversos grupos de investigación catalanes de forma independiente pero con un objetivo común: contribuir a que futuras estaciones espaciales fijas puedan ser una realidad. Estas investigaciones se realizan en el departamento de Ingeniería de la Construcción de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC) y en el departamento de Ingeniería Química de la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB).El hormigón desarrollado en la UPC sustituye uno de sus compuestos convencionales, el agua, por azufre. La razón, según Ignasi Casanovas, responsable del proyecto, es la enorme dificultad de conseguir agua en la Luna o en Marte. El azufre, ha indicado este experto, tiene un comportamiento similar como aglomerante del hormigón y puede obtenerse con relativa facilidad en nuestro satélite.
El hormigón, que ya ha superado las primeras pruebas experimentales de resistencia y que próximamente será probado en cámaras de simulación de atmósfera de la Agencia Europea del Espacio (ESA) en Holanda, está pensado para proporcionar escudos de protección térmica y contra radiaciones en operaciones robóticas, construir plataformas para el alunizaje de expediciones y pavimentos que, faciliten el transporte y las comunicaciones.
Reciclado
El trabajo se realiza a través de un consorcio en el que participan instituciones del sudeste asiático y estadounidenses junto con la UPC. Según Casanovas, tanto la NASA como la ESA han manifestado su interés por el resultado de las investigaciones.Por otra parte, Francesc Gòdia, responsable en España del proyecto Melissa, una planta piloto instalada en la UAB cuyo objetivo es obtener productos para el consumo humano a partir del reciclado de residuos orgánicos, ha anunciado que tres de los cuatro compartimentos que componen la planta entrarán en funcionamiento este año. El proyecto, Financiado por la ESA y con participación de universidades y empresas europeas, pretende demostrar que es posible producir espirulinas y rodobacter -dos microalgas aptas para el consumo humano- a partir del reciclado de, entre otros productos, heces fecales y orina. La base de la Investigación es el aprovechamientos de varios de los compuestos contenidos en estos residuos, especialmente agua, nitrógeno y carbono. En los diferentes compartimentos se inducen reacciones químicas en las que intervienen bacterias para facilitar la descomposición de los residuos en productos que favorezcan el crecimiento de las microalgas.
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