Lo más difícil
Si Aznar hubiera mandado un solo día de su vida en sí mismo, no insinuaría que el Rey va a Cuba cuando él se lo ordena. La gente con poca influencia en su casa suele vengarse manejando mucho a los demás. Y si resulta tan sobrecogedor en sus respuestas a la prensa de dentro y fuera es porque pretende intimidarnos, ya que él, cuando se mira en el espejo, se da risa. Tomen nota: Aznar manda en Juan Carlos I pese a la estatura del Monarca.Esos arranques definen a un hombre autoritario. Lo malo es que se empieza jugando a los decretos y se termina llenando la Admnistración de cuñados, porque un político no alcanza la sensación de haber tocado poder hasta que reparte a los maridos de sus hermanas por los edificios de las administraciones públicas. En Galicia, donde reina un individuo que ha alcanzado las mayores cotas en el ejercicio del autoritarismo después de Franco, las diputaciones, ayuntamientos y demás grumos estatales están hasta el borde de nueras y yernos porque Fraga ha impuesto una tradición que mamó del Caudillo. Y en Guadalajara, lo mismo. El tal Tomey, originario de la derecha más rancia que quepa imaginar, ha dado empleo a 80 candidatos del PP o familiares. Enhorabuena.
Aznar es que es muy joven y todavía disfruta mandando en el Rey, y en Cuba, y hasta en el ministro de Exteriores, que tiene tendencia a coincidir en Cabo Verde con sus yernos porque es más viejo y conoce el deleite orgiástico de colocar a los maridos de las hijas en un parador nacional, aunque sea en África. A Aznar le falta una legislatura para aprender a gozar de la verdadera autoridad, que no consiste en poner firme a un monarca, sino en que tu sobrino llegue a jefe de negociado sin oposición. Es cierto que todo eso se cura cuando uno manda en sí mismo, pero es lo más difícil.
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