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Comienza en Italia la prueba de un método alternativo contra el cáncer

El médico Di Bella gana la primera batalla a la sanidad oficial

Ha llegado la hora de la verdad para los defensores y los detractores del médico de Módena Luigi di Bella, un anciano de 85 años que lleva veinte utilizando su propio método de tratamiento del cáncer con miles de pacientes. Esta semana, y gracias a una enorme presión popular, comenzará en siete centros oncológicos del país la prueba de la cura Di Bella en 2.600 pacientes. Sean cuales fueren sus resultados, el caso Di Bella será recordado en Italia como el catalizador de una amplia protesta contra la medicina oficial.

La autorización de este experimento marca la primera gran victoria en la guerra del médico de Módena contra la medicina oficial. Hasta ahora, el ámbito del dibellismo estaba circunscrito al propio profesor, a un puñado de médicos que prescribían los mismos fármacos bajo un control y a un número impreciso de pacientes capaces de costearse una terapia carísima -basada en un cóctel de fármacos, hormonas y vitaminas- excluida de la seguridad social. Pero a partir de este momento y si la experimentación resultase razonablemente exitosa -lo que se sabrá dentro de dos o tres meses-, la Sanidad pública tendría que admitir el método.La mayoría de los oncólogos italianos sigue mirando con desconfianza al fisiólogo Luigi Di Bella, sobre todo si se tiene en cuenta que no hay datos fiables sobre los resultados de su sistema. Y hasta ahora mismo eran muy pocos los partidarios de dar una oportunidad clínica al cóctel del profesor. Una multiterapia que consiste en la administración de una hormona del hipotálamo, la somatostatina -en esos momentos agotada en las farmacias italianas- que se vende a precios astronómicos. Además, el doctor de Módena combina un complejo con vitaminas E, A, ácido retinóico y betacaroteno, bromocriptina y melatonina, entre otras substancias.

Pero el anciano médico modenés es popular en Italia, donde miles de enfermos de cáncer han salido a la calle para reclamar el derecho a ser tratados con la terapia de Di Bella. Las autoridades sanitarias han recibido 17.000 peticiones de otros tantos pacientes para incorporarse a la experimentación, que sólo se hará sobre una muestra de 2.600. Según una reciente encuesta, hasta el 80% de los italianos interrogados asegura que en caso de contraer el cáncer preferiría la cura con somatostatina al tratamiento con quimioterapia.

Cierto que unos pocos miles de pacientes no pueden hablar por los 1,4 millones de enfermos oncológicos que hay en Italia, pero representan el malestar contra la medicina oficial, que a juicio de los dibellianos ha llegado al límite de la deshumanización.

Equidistantes entre uno y otro bando, son muchos los italianos que se preguntan si el caso Di Bella no está llegando demasiado lejos. "Esperemos que en Europa no se haya dado cuenta nadie", comentaba irónicamente ayer en un artículo publicado en La Repubblica la escritora Miriam Mafai. "Pero hoy en Italia es difícil saber dónde reside la máxima autoridad estatal en materia sanitaria: si en Roma, en la sede ministerial, o en Módena, en el estudio del profesor Di Bella".

Pero lo más sorprendente en esta historia es el papel desempeñado por algunos magistrados. De hecho, fue el juez de primera instancia de Maglie (en la Puglia, al sur del país), Carlo Madaro, el que forjó el caso Di Bella al acoger favorablemente a petición de una decena de pacientes que reclamaban al hospital local ser tratados con el cóctel de fármacos. Lo más controvertido, no obstante, se produjo a comienzos de semana cuando el Tribunal Administrativo Regional de la región del Lazio ordenó el suministro gratuito de somatostatina a todos los enfermos terminales de cáncer que lo solicitaran. La ministra de Sanidad, Rosy Bindi, ha anunciado que recurrirá al Constitucional. El jefe del Estado, Oscar Luigi Scalfaro, expresó ayer su "total solidaridad" con la ministra. El coste de esta sentencia puede sumar 300.000 millones de pesetas.

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