_
_
_
_
_
PROBLEMAS LABORALES EN EL TRANSPORTE

Medio día sin taxis

Barajas recurrió a la EMT, y los hoteles a microbuses, para sortear la huelga de conductores

Entre la medianoche y el mediodía de ayer, los 15.500 taxistas de la ciudad se negaron a recoger pasajeros en señal de duelo por las agresiones sufridas en los últimos días por dos compañeros. Uno murió el lunes tras ser herido el sábado en el cuello por un atracador.

Sin embargo, y a pesar de la faIta de taxis, Madrid sorteó el imprevisto de quedarse, de repente, sin el principal transporte público nocturno,

En las carreteras de acceso a Barajas se acumularon casi medio millar de taxis. Pero su presencia era testimonial. Ninguno recogía pasajeros. Los viajeros subieron a los autobuses que la EMT habilitó para paliar los efectos del paro. Los pasajeros se agolpaban ante sus puertas con la esperanza de llegar pronto al centro de Madrid. Los principales hoteles tuvieron que sacar sus microbuses para rescatar a los clientes.

Más información
El delegado del Gobierno promete a los taxistas más seguridad con los nuevos policías en julio
"Creí que a mí me mataban también", dice el conductor herido

A pesar de la huelga, la Policia Municipal se llevaba ayer los coches aparcados frente a las terminales. "Pero ¡si hay huelga de taxistas! ¿Es que no pueden hacer una excepción hoy?", clamaba un conductor. Un agente le respondió: "Esta zona está reservada sólo para dejar pasajeros y seguir viaje".

PASA A LA PÁGINA 6

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Esta información ha sido elaborada por Antonio Jiménez Barca, Juan Francés, Francisco Javier Barroso y Vicente G. Olaya.

Las calles se convirtieron en una peregrinación de turistas buscando taxi

VIENE DE LA PÁGINA 1En la estación de Atocha, en la salida de viajeros del AVE, los ejecutivos tiraban por la mañana de teléfono móvil para avisar a sus empresas de que se habían quedado en tierra y no había taxis que les sacasen de allí. A la pregunta de por qué no cogían el metro, uno de ellos respondió: "Porque si vienen a buscarnos, es mejor", dijo.

Según contaron algunos empleados encargados de transportar las maletas del AVE, ningún taxista acudió a Atocha hasta las doce de la mañana de ayer.

A medianoche, ocho jóvenes alemanes que se encontraban en la Puerta del Sol no pudieron regresar a su alojamiento, el hotel Novotel, en el Campo de las Naciones. Suplicaron a los taxistas que les llevaran hasta el recinto ferial. Los conductores se negaron rotundamente. Al final, la Policía Municipal les sugirió que cogieran un autobús nocturno, búho, desde la plaza de Cibeles, y que luego fueran andando durante unos 15 minutos hasta el hotel. "Cuando vinimos al centro [por la tarde], el taxista no nos dijo nada. Aun con todo, me parece una causa justa", explicó uno de los turistas, Bernd Evers. La parada de búhos en Cibeles estaba llena de gente en la madrugada de ayer. La mayoría eran turistas como Evers, que se encontraron una ciudad sin taxis.

En los aledaños de la Puerta del Sol se concentraban a esas horas diez taxis. Querían impedir que algún colega recogiese viajeros. Entre ellos se encontraba un coche exclusivo para emergencias. Sólo atendía causas de primera necesidad y sin cobrar nada. "No queremos que exista afán de lucro, porque si no vendrían las revanchas y las disputas entre nosotros", comentó su conductor.

Dos chicas de unos 18 años caminaban en la madrugada del martes Castellana arriba, a la altura de la plaza de Colón, cargadas con varias bolsas de viaje. "Hemos llegado a las doce [de la noche, hora a la que empezó la huelga de los taxistas] en autobús desde Salamanca. Como no hemos visto ni un solo taxi, nos hemos tenido que venir andando desde la estación [de autobuses de la avenida del Mediterráneo]. Llevamos una hora y diez minutos caminando", se quejaron.

Un ejecutivo esperaba en la esquina de Castellana con la calle de Raimundo Fernández Villaverde la llegada de los esperados taxis. "Vengo de cenar", aclaró. Tras esperar durante un rato sin éxito, sacó su teléfono móvil y llamó a su casa para que le fueran a recoger. Tuvo que despertar a su compañera para que acudiera a su rescate.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_