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Otro taxista apuñalado durante la huelga por el asesinato de un compañero

Antonio Jiménez Barca

La huelga convocada por las asociaciones de taxistas por el asesinato de un compañero comenzó a medianoche con el apuñalamiento de otro conductor. Al cierre de esta edición la policía nacional no ofrecía ningún dato sobre la agresión y se limitó a confirmar que el taxista no había muerto. El paro que finaliza hoy a mediodía ha unido a las hasta ahora enfrentadas asociaciones del taxi. La consigna era que sólo funcionaran taxis en casos de emergencia. Se cumplió casi a rajatabla.

Amador Suárez, de 56 años, fue acuchillado, presuntamente por Rufino José Sipoto Pasealo, de 24 años, el sábado, en el centro de Madrid, tras negarse a entregar el dinero recaudado. Falleció la madrugada del lunes en el hospital. El supuesto asesino, detenido el sábado, fue ayer conducido ante el juez. A las 10 de la mañana, comenzaba una reunión, acordada una semana antes, entre el Ayuntamiento y Juan Sánchez, de la Federación Profesional del Taxi, y Eladio Núñez, cabeza de la Gremial. Duró sólo 10 minutos. A la salida, Sánchez afirmó que su grupo, de 5.000 afiIados, y protagonista de las últimas protestas, pensaba hacer huelga de 12 horas.

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Esta medida no se tomaba desde 1990. A las dos de la tarde, la Gremial, que agrupa a 9.500 taxistas, anunciaba que secundaba el paro. Por la tarde se sumaba UGT, con 400 afiliados. La huelga terminará con una manifestación, convocada hace semanas por la Federación Profesional, que discurrirá, de 11.00 a 12.00, desde el Vicente Calderón a la plaza de la Villa.

Unos 600 taxis, según la Guardia Civil, acompañaron durante unos kilómetros por la carretera de A Coruña al coche fúnebre con el cadáver del compañero, que era trasladado a su pueblo: Luarca (Asturias).

Sólo un 3% de los taxistas colocó mampara de seguridad desde el doble crimen de 1994

Este taxista asegura que en Madrid hay unos 2.000 taxistas conectados por emisoras de radioaficionado. "Lo ideal sería que estuviéramos en contacto también con la policía, porque, aparte de que ellos nos pueden proteger, nosotros podemos informar de muchas cosas que pasan por la calle", añadió. Pero inmediatamente después indicó que el Ayuntamiento no está de acuerdo con dar licencias para este tipo de conexiones. "Aunque pago el impuesto correspondiente por llevarla, si el Ayuntamiento me pilla con la radio me la quita: no le gusta que nos podamos comunicar así porque en un santiamén nos juntamos y montamos una que no veas", añadió.El taxista recordó después la noche de noviembre de 1994 en que mataron a dos taxistas (con el del sábado, han sido asesinados 10 en los últimos 15 años). "Enseguida nos juntamos, gracias a nuestras radios, 70 taxistas, buscando por Lavapiés al asesino, porque nos habíamos enterado de que vestía así y asá y que era de determinada manera. Ibamos con palos, y no quiero pensar qué hubiera ocurrido si lo llegamos a encontrar nosotros antes que la policía", concluyó.

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Sobre la firma

Antonio Jiménez Barca
Es reportero de EL PAÍS y escritor. Fue corresponsal en París, Lisboa y São Paulo. También subdirector de Fin de semana. Ha escrito dos novelas, 'Deudas pendientes' (Premio Novela Negra de Gijón), y 'La botella del náufrago', y un libro de no ficción ('Así fue la dictadura'), firmado junto a su compañero y amigo Pablo Ordaz.

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