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Bronca en Atocha, sosiego en Barajas

Las doce horas de huelga de los taxistas madrileños por el asesinato de un compañero se inició con enfrentamientos entre los profesionales del volante. Un piquete de unos 15 hombres obligó a cuatro taxistas a abandonar el servicio en la estación de Atocha. Los conductores patrullaron en los primeros momentos de la madrugada para comprobar que no había ni un solo taxi más de los acordados (25 coches en servicio por cada una de las cuatro emisoras de la capital) como garantía de un servicio mínimo.

Siete minutos después de la media noche un piquete rodeó a los taxistas que aguardaban en Atocha con la luz verde encendida la llegada de clientes. Un hombre canoso les espetó desde un puente a una distancia de unos 25 metros: "¿Qué hacéis con la luz puesta? [la bombilla verde que indica que el taxi está libre]. Os merecéis que os corten el cuello a vosotros también, cabrones". La mitad del piquete rodeó a los taxistas por detrás y se enfrentó a ellos. Los que mantenían el servicio se metieron en sus coches amedrentados y apagaron la luz verde mientras justificaban su actitud. "Ya nos vamos", repetían. Después los huelguistas patrullaban por el lugar de vez en cuando para comprobar que la parada continuaba desierta. Así se pasaron parte de la noche, conduciendo por la ciudad para asegurarse de que la huelga era secundada, aunque fuera a la fuerza.

Más información
Otro taxista apuñalado durante la huelga por el asesinato de un compañero

El aeropuerto de Barajas se vacio de taxis a las doce en punto de la noche. Los propios conductores comenzaron a pitar dentro de la fila de espera para que los primeros coches avanzaran y salieran de las tres terminales de carga de pasajeros. Ya no se esperaba ningún vuelo comercial. Sólo hubo algún grito sin mayor consecuencia. Una docena de coches se quedó esperando en cada salida y llegada para evitar que los compañeros que quedaban cogieran pasajeros. "Aquí el que quiera volver a casa tendrá que hacerlo en autobús, porque ninguno va a coger a nadie", comentó uno.

La céntrica parada de Callao permaneció vacía y todos los taxis que se veían en la Gran Vía iban con la luz apagada.

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