El 'caso Moro' veinte años después
Nuevos libros, programas especiales y artículos recuerdan el asesinato del líder democristiano
El 16 de marzo de 1978, a las nueve de la mañana, un comando de las Brigadas Rojas, una organización de ultraizquierda italiana, secuestraba en Roma al líder de la Democracia Cristiana, Aldo Moro, cuando se dirigía a la Cámara de Diputados para votar la moción de confianza de un nuevo Gobierno. Cincuenta y cinco días después, la policía encontraba el cadáver del político en el maletero de un Renault 4 rojo aparcado en una calle de la capital italiana. Han pasado 20 años desde entonces, pero los enigmas que rodearon desde el principio al caso Moro permanecen sin resolverse, pese al trabajo de la justicia y a la proliferación de libros sobre el tema. Programas de televisión, artículos y conferencias recuerdan el dramático suceso y tres nuevos títulos, dos de ellos escritos por ex brigadistas, se añaden a la abundante bibliografía sobre el malogrado líder democristiano.El secuestro y posterior asesinato de Aldo Moro fue algo así como el asesinato de John F. Kennedy en versión italiana, al menos por dos razones: los agujeros negros que dejó sin aclarar la versión oficial de los hechos y el enorme impacto político y social que tuvo. En el momento de su asesinato, Moro era el principal abanderado del "compromiso histórico", el establecimiento de una colaboración entre las dos principales fuerzas políticas del país, la DC y el Partido Comunista Italiano (PCI). El líder democristiano tenía muchos enemigos dentro y fuera de su propio partido e Italia atravesaba un periodo de turbulencias políticas.
Pero si hay algo que de muestra el 200 aniversario de este dramático suceso es que dos décadas no son suficientes para enfriar la historia. Y por más que el caso Moro sea un tema jurídicamente cerrado, son muchos los italianos de a pie que todavía no comprenden por qué en los 55 días que duró el secuestro la Democracia Cristiana no fue capaz de tomarse en serio la amenaza que pesaba sobre la vida de Moro. Algunos, como el ex senador comunista Sergio Flamigni, tienen desde hace tiempo su propia teoría. Para Flamigni, el caso Moro no puede comprenderse sin la concurrencia de estrategias ocultas, servicios de espionaje y logias masónicas.
En su último libro sobre la muerte de Moro, Convergencias paralelas, que saldrá a la venta a finales de mes en las librerías italianas, el ex senador anuncia algunas revelaciones sobre este último aspecto. "Estoy seguro de que los misterios sobre el caso se pueden descifrar más en los palacios que en el seno de las Brigadas Rojas", advierte Flamigni en el diario La Repubblica.
El autor de Convergencias paralelas asegura haber identificado además, con nombre y apellidos, a un topo de los servicios de espionaje que figuró en las Brigadas Rojas entre los años 1974 y 1976. Datos que sumados a nuevos detalles obtenidos por el ex senador sobre el comunicado falso en el que las Brigadas Rojas anunciaron el asesinato de Moro, o sobre la sede brigadista, permiten a Flamigni avanzar en su hipótesis del compló.
Los libros de las dos ex brigadistas no comparten, por supuesto, la tesis del ex senador, pero dan fuerza a la versión popular que culpa del trágico fin de Moro al desinterés de la Democracia Cristiana por el caso. Anna Laura Braghetti, condenada en 1980 a cadena perpetua por su participación en el secuestro de Moro, relata los pormenores del "encarcelamiento" del político en su libro El prisionero. Braghetti, que desde 1094 se encuentra en régimen abierto, ofrece algunos detalles hasta ahora desconocidos del secuestro, como, por ejemplo, lo que el político llevaba en su cartera de mano. Su compañera de militancia Barbara Barzerani, de 48 años, condenada a tres cadenas perpetuas en 1985, aunque trabaja también fuera de la prisión, cuenta en Compagna luna su angustia ante el inevitable y trágico desenlace del secuestro de Moro debido a la falta de respuesta por parte del partido democristiano. La última palabra sobre el caso queda para otro aniversario.
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