Licencia

Hay cosas que uno no se cree hasta que le pasan.-Primera parte. Lunes, 23 de febrero. Aparco correctamente (así consta en el informe policial) en una calle de Madrid. Media hora y el coche ha desaparecido. El portero me comunica que "han venido los motoristas municipales con la grúa y se lo han llevado". Llamadas cada 10 minutos a la central de grúas sin que den razón. Hora y media y 10 llamadas después sé que está precintado por orden judicial y que debo ir a la policía en la calle de El Salmón (extremo norte de Madrid). Allí me explican que en julio de 1994 fui parado en la provincia de Soria y no llevaba actualizado el seguro obligatorio (acababa de vencer y no había metido en el coche la copia nueva). Pagué la multa y me olvidé del tema. Pero, al parecer, el ordenador no, y existía una orden judicial de precinto sobre mi coche emitida por un juez de Soria.

-Segunda parte (recuperación). Me indican que debo de ir a la Jefatura Provincial de Tráfico (JPT) a mostrar que estoy al día del seguro. El recibo está en el coche en el depósito de Mercamadrid (extremo sur de Madrid), por lo que, antes, debo acudir allí. También a mi compañía de seguros para que me extienda un duplicado del recibo de 1994. Después ir al extremo oeste (JPT) a enseñar los recibos y recibir el desprecinto. Desde allí nuevo viaje a la policía (calle de El Salmón) a por un papel que autorice a recoger el coche.

El siguiente viaje es "a caja" (calle de Alfonso XIII), aunque no debo pagar nada. Con el último papel, a recoger el coche a Mercamadrid, y, ¡oh, sorpresas!, lo que eufemísticamente llaman depósito de Mercamadrid es en realidad el "depósito 2" en un vertedero municipal, al que se accede por un camino de tierra lleno de baches, y donde uno ve su coche en un cementerio de ídem, lleno de polvo y a punto del desguace.

Todos esos pasos hay que darlos en persona sin posibilidad de delegación, como tristemente ha comprobado uno de mis hijos.

-Conclusiones y comentarios. Tres mañanas perdidas (a partir de las dos menos cuarto no funciona la JPT), dinero en transporte, cabreo, sensación de indefensión y de estar a expensas de cualquier iluminado con licencia para abusar. ¡No tendrá otra cosa que hacer la Policía Municipal! ¡Con la delincuencia que hay en Madrid y la cantidad de coches que estorban en segunda fila o en los pasos de cebra! Sólo se me ocurre que den la medalla del trabajo con distintivo de oro a los agentes de la patrulla H-6324 dedicada a buscar por las calles, entre los coches bien aparcados, matrículas de vehículos precintables por no haber llevado al día el papel del seguro obligatorio hace cuatro años en algún lugar del país.-