Milosevic, dispuesto a aceptar la mediación de Felipe González en Yugoslavia
Belgrado podría anunciar de forma inminente su placet a que Felipe González asuma una tarea de mediación en la convulsa Yugoslavia (Serbia y Montenegro), según creen fuentes diplomáticas de la capital serbia. Ésta sería la señal que está esperando el político socialista, tras su última entrevista en Madrid con el enviado del presidente, Bill Clinton, para los Balcanes, Robert Gelbard. González ha resistido hasta ahora las presiones internacionales para que se haga cargo de esa patata caliente, pero en su entorno se considera que el ex jefe del Gobierno aceptará la propuesta mediadora de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
Las condiciones básicas serían que el régimen de Slobodan Milosevic bendiga inequívocamente la misión y colabore de buena fe en su desarrollo. Las fuentes serbias descartan que el trabajo de González, si finalmente sale adelante, vaya a concentrarse "exclusivamente" en Kosovo, la provincia de abrumadora mayoría albanesa en la que la tensión política se ha disparado tras la sangrienta intervención de las fuerzas especiales serbias.
Tender puentes
Pero Kosovo sería sin duda la prueba de fuego para González. El ministro alemán de Exteriores, Klaus Kinkel, hacía público el miércoles el deseo de su Gobierno de que el ex presidente del Gobierno español se encargue de tender puentes en esta zona crítica.La súbita escalada de la tensión en la región del sur de Serbia, cuyos habitantes albaneses reclaman la independencia, y la amenaza de intervención internacional para prevenir un conflicto potencialmente incendiario, están en el origen de que Belgrado parezca ahora dispuesto a dar el sí a una misión repetidamente anunciada y que nunca ha visto con buenos ojos. El asunto, sin embargo, no se trató durante la reciente visita a Madrid del ministro yugoslavo de Exteriores, Zivadin Jovanovic.
El desencuentro entre el entorno de Milosevic y el ex jefe del Gobierno español se remonta a diciembre de 1996 cuando éste visitó Belgrado en nombre de la OSCE para investigar el fraude electoral del régimen serbio, que amañó unas elecciones locales gana das por la oposición. Las recomendaciones posteriores de González en el sentido de democratizar el autocrático sistema político serbio y dar voz a la oposición en los medios de comunicación electrónicos controlados por el Estado, fueron consideradas papel mojado por Milosevic y los suyos.
El año pasado, el entonces ministro de Exteriores y ahora presidente de Serbia, Milan Milutinovic, un acólito de Milosevic, comunicó a González que no sería bien recibido si decidía fiscalizar las elecciones presidenciales en nombre de la OSCE. El político español ha expresado reiteradamente sus dudas sobre la voluntad democratizadora del régimen serbio. Pero tanto Washington como el foro de seguridad europeo le han presionado durante los últimos meses para que acepte una misión mediadora.
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