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20 muertos en Kosovo en la peor ola de violencia en la ex Yugoslavia desde el fin de la guerra de Bosnia

Al menos 16 albaneses y cuatro policías serbios han perdido la vida en las últimas horas en el centro de Kosovo, según el Ministerio serbio de Interior. Se trata del incidente más importante en la antigua Yugoslavia desde el final de la guerra de Bosnia-Herzegovina, en diciembre de 1995. Belgrado, ha enviado a la zona decenas de blindados policiales y piezas e artillería para contener los posibles disturbios. Fuentes de la Liga Democrática de Kosovo del presidente albanés, Ibrahim Rugova, hablan sin rodeos de la existencia de un "clima de guerra" y solicitan la mediación inmediata de EE UU y la Unión Europea.

Los gravísimos acontecimientos vividos en las últimas horas comenzaron en la madrugada del domingo en el pequeño pueblo de Likosane, en la región de Srbica, en el centro de Kosovo. La policía serbia acudió ante la denuncia de que un grupo de albaneses había prendido fuego a un albergue ocupado por refugiados serbios procedentes de Krajina (Croacia). Al llegar, los agentes se vieron sorprendidos en una emboscada. En el tiroteo murieron cuatro policías y seis atacantes, presuntamente miembros del Ejército de Liberación de Kosovo, un grupo radical kosovar que exige la independencia y al que Belgrado considera una simple banda de terroristas.Las fuerzas de seguridad pusieron en marcha de inmediato una vasta operación para capturar al resto del comando, al que anoche tenía rodeado. En él participaron helicópteros artillados. Uno de ellos resultó alcanzado por un disparo de lanzagranadas. En Belgrado, el Ministerio serbio del Interior confirmó los enfrentamientos y habló de cuatro policías y 16 "terroristas albaneses" muertos.

La Liga Democrática denunció ayer que las autoridades serbias han llamado a la movilización de los serbios de Kosovo para estar preparados para la defensa de sus vidas. Belgrado ha enviado a la zona de Srbica una treintena de blindados y piezas de artillería. La tensión es enorme, según fuentes occidentales, y no se descarta que este incidente encienda la mecha de este nuevo polvorín balcánico. EE UU manifestó su "profunda inquietud" por la ola de violencia en un comunicado difundido por su centro de información en la capital de esa región.

Si las cifras de muertos se confirman, el incidente de Likosane es el más grave ocurrido en Kosovo desde enero de 1990, mes en el que una veintena de personas perdieron la vida en diversos incidentes. En aquella ocasión, los albaneses protestaban airadamente en la calle la decisión del presidente serbio, Slobodan Milosevic, de cancelar el estatuto de autonomía de la región. Esa decisión de Milosevic fue la señal que empujó a Eslovenia y a Croacia a independizarse de Yugoslavia. Después llegaron las guerras de Eslovenia, Croacia y Bosnia-Herzegovina.

Acabados estos conflictos, Kosovo mantiene aún, pese a todos los esfuerzos de EE UU y la UE, todas las condiciones para protagonizar un conflicto de consecuencias inimaginables. Kosovo podría salpicar a Albania, Macedonia y a la propia Bosnia. De sus dos millones de habitantes, el 90% son étnicamente albaneses. La minoría serbia (200.000) controla todo el poder. Rugova, el presidente de los albaneses, se ha visto sobrepasado por otras figuras, como Adem Demaci, que sufrió 28 años en las cárceles comunistas acusado de separatismo, y por líderes mucho más jóvenes que proclaman la independencia como único fin político. De esos jóvenes descontentos con el pragmatismo de Rugova, surge el Ejército de Liberación de Kosovo.

Si para Albania, Kosovo es un territorio habitado por albaneses, para los serbios esta región es la cuna de su patria. Allí, en Kosovo Polje, tuvo lugar la batalla contra los turcos en el año 1389, que puso fin a la independencia serbia.

Slobodan Milosevic, un veterano y ágil agitador de los sentimientos nacionalistas serbios, estrategia que ya puso en marcha en 1992 en Croacia y en Bosnia-Herzegovina, puede estar ahora tentado de repetir la experiencia. Su situación en Belgrado es harto complicada. Ha perdido a su aliado (Momir Bulatovic) en Montenegro, ha pasado de la presidencia serbia a la yugoslava, pero carece de los votos necesarios para modificar la Constitución federal y dotarse del poder formal que tenía como presidente de Serbia. Ahora es tan sólo el hombre fuerte. Kosovo puede ser su última carta.

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