Huérfanos políticos
"¡Estamos huérfanos, licenciado! No hay liderazgo ni reclamo. Usted nos puede reorientar", imploró Jorge Schiaffino, mando en el Distrito Federal. "Usted es el hombre que puede reconstruir la gran alianza priísta, o el PAN y el PRD nos arrasarán en el año 2000", se sumó el diputado Vicente Fuentes, coordinador de la Comisión de Honor y Justicia.Improbable el histórico dedazo en la sucesión presidencial mexicana, el PRI se esfuerza por el reagrupamiento de sus fuerzas y trata de retrasar el complicado proceso de nominación de su hombre en la cita electoral de dentro de dos años. Saltándose a la torera plazos y jerarquías, Bartlett anticipó sus aspiraciones a la jefatura del Estado, y otros asoman también la cabeza.
Consciente de las limitaciones impuestas por su pasado y la caducidad de sus estructuras, la dirección federal del partido en el Gobierno ensaya una modernización de complicada aplicación, porque, entre otras causas, debe satisfacer las apetencias de un variopinto frente de intereses y cacicazgos en los diferentes Estados. Esa renovación democrática, la solicitada apertura de los candados que regulan los ascensos y el perfil del candidato presidencial, no convencen a todos.
Mientras tanto, el pensamiento y, sobre todo, los modos del presidente del PRI, Mariano Palacios, difieren de los mostrados por el Benito Bartlettini de Puebla, como le llamó Porfirio Muñoz, dirigente perredista, en un juego de apellidos e ideas con Benito Mussolinni. El partido requiere de cambios y trabajo, subrayó Palacios: "Ni mucho menos pensamos que sigan siendo tiempos de caudillos".
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