"En Polonia se han construido 3.000 iglesias y ningún un auditorió en 10 años"
"El arte actual padece el síndrome de Mickey Mouse, el del populismo, y es muy difícil luchar contra él porque está cambiando el gusto del público en una dirección equivocada", afirmó ayer en A Coruña Krysztof Penderecki (Polonia, 1933), uno de los compositores vivos mejores y más inquietos de este siglo.
Penderecki ha publicado incluso un libro contra el populismo artístico (En el laberinto del tiempo, editado en polaco y que será traducido próximamente al francés y al inglés), que en el terreno musical este compositor y director de orquesta ejemplifica con el fenómeno de "los tres tenores". "No tengo nada contra ellos mientras canten, pero no al unísono", bromea.
Krysztof Penderecki dirigirá hoy a la Orquesta Sinfónica de Galicia, que interpretará su Concierto número 2 para violín y orquesta y la Sinfonía número 7 de Beethoven, en el Auditorio Palacio de Congresos de A Coruña. "La orquesta es muy buena, su juventud [la Sinfónica de Galicia cuenta con cinco años de existencia] no influye en su calidad. El de España es un fenómeno único en Europa: en los últimos años se han construido quizá unos 30 auditorios nuevos como éste. En Polonia, en los últimos 10 años se han construido 3.000 iglesias y ningún salón de conciertos", señala. Y completa con ironía: "No creo que hagan falta tantas, sobre todo ahora que la Iglesia polaca se ocupa sólo de las almas, no de la política".
Sin embargo, Penderecki, que comenzó componiendo música religiosa -"porque estaba prohibida por el régimen comunista, y por mis raíces familiares católicas", dice- y se hizo famoso con La Pasión según san Lucas, ha paralizado la culminación de su sexta sinfonía, una pastoral, para terminar una misa que se estrenará este año en los Estados Unidos, y porque también tiene que trabajar en el jardín que rodea su casa en Polonia.
La pastoral inacabada se titulará Una elegía por el bosque que muere,"como protesta por la deforestación mundial". Hay un proverbio chino que asegura que el que desee ser feliz un mes, debe enamorarse; si quiere serlo un año debe casarse, y si quiere serlo toda la vida hay que hacerse jardinero; y Penderecki es un ejemplo viviente de esta actitud ante la vida.
El autor del Dies Irae por las víctimas de Auschwitz asegura que ya no existe ningún divorcio entre el público y la música de vanguardia, y sobre la innovación afirma: "Se ha experimentado con, la electrónica, con la forma de tocar los instrumentos y creo que tardaremos unos 20 años en dar un nuevo paso. Habrá que esperar a que existan nuevos instrumentos. El último que se ha incorporado a la orquesta es el saxofón, y tiene ya 100 años".
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