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Un homenaje y un libro sobre la bailaora Rosario evocan sus 40 años de danza

Durante toda su vida la bailaora Rosario. (Florencia Pérez Padilla, Sevilla, 1918) arrastró ser la compañera del bailarín Antonio. Él fue el famoso, pero sin ella no hubiera sido posible la pareja que paseó por el mundo el flamenco. Esta injusta consideración fue lo que ayer motivó en Madrid un homenaje a Rosario, al que asistieron más de 100 seguidores. Entre ellos, Manuela Vargas, Pilar López (hermana de La Argentinita), Rafael de Córdoba, Ángel Perifet y Juan Morilla. En el homenaje también se presentó el libro Rosario. Aquella danza española (Editorial Manigua), de Rafael Salama, quien declaró: "Me parecía justo recordar su sabiduría y extenderla a la gente para que se beneficie de ella".

Rosario, desde un hospital en donde convalece de una bronquitis, sabía que era recordada ayer por sus amigos y seguidores. "Es un libro justamente tratado porque se ha ceñido a lo que le ha ido contando Rosario al autor, y esto no es muy común en España, donde se escribe de ellos después de muertos", comentó la bailaora Blanca del Rey.

Sin embargo, en el Corral de la Morería, donde ella quiso que se la homenajeara -"porque fui el primero que la contrató en 1962 después de separarse de Antonio", explica su dueño, Manuel del Rey-, se notó una gran ausencia: la de los jóvenes flamencos.

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