Rusia celebra el pacto como un triunfo propio
Si hay un país en el que se puede cantar victoria tras el acuerdo alcanzado por Kofi Annan en Bagdad, ése es Rusia. Desde que estalló la crisis, el ministro de Exteriores, Yevgueni Primakov, con el mediador Víktor Posuvaliuk de punta de lanza sobre el terreno, ha multiplicado sus esfuerzos para que no prosperase la salida bélica a la crisis. Sólo Francia se ha mostrado tan activa en el bando pacifista, que durante muchas semanas parecía que llevaba las de perder. Por eso, el presidente Borís Yeltsin pudo celebrar ayer como propio el triunfo de la diplomacia y enorgullecerse de que Rusia "ha hecho un buen trabajo".
"Sadam ha cumplido su palabra", dijo Yeltsin, que no quiso pecar de optimista y dar la crisis por totalmente zanjada, por lo que señaló: "El Consejo de Seguridad se reúne el martes [por hoy]. Esperemos a ver los resultados". Pero no pudo evitar recordar con orgullo que, desde el principio, Rusia ha apostado por la diplomacia. "Una solución militar", añadió, "habría sido extremadamente peligrosa. Nadie puede decir adónde habría conducido el conflicto y qué países se habrían visto afectados"
Yeltsin habló más tarde con Bill Clinton por teléfono y ambos acordaron unir sus esfuerzos para redactar una nueva resolución del Consejo de Seguridad tras el acuerdo alcanzado por Kofi Annan, según un- portavoz del Kremlin.
Mérito de Yeltsin
Yeltsin puede atribuirse incluso el mérito personal de haber sido el primero en promover el viaje de Annan a Bagdad. Cuando, durante su visita oficial a Italia, lo dio por hecho, se enfrentó al, inmediato desmentido del propio secretario general, que dijo que no entraba en sus planes inmediatos. Luego llegó la propuesta formal de Primakov -que señaló que no podría decirse que el ataque era inevitable si no se hacía este último intento- y la decisión final del diplomático ghanés, que en Bagdad se entrevistó con Posuvaliuk.El portavoz de Exteriores, Guennadi Tarasov, señaló que, desde el comienzo, "Rusia ha estado firmemente a favor de un arreglo pacífico que se centrase en la tarea principal: la necesidad de eliminar por completo las armas de destrucción masiva iraquíes". Tarasov no desaprovechó la ocasión de mostrar las reticencias rusas frente al protagonismo norteamericano.
Incluso el líder comunista Guennadi Ziugánov olvidó ayer por un momento su enfrentamiento con el Ejecutivo a causa del presupuesto, y elogió la labor de Primakov y del Ministerio de Exteriores, que, dijo, "han desempeñado un gran papel en el proceso".
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