Los agentes del terror
El terror que despiertan las armas químicas y biológicas es muy superior al de los arsenales convencionales. Las noticias de cómo con pequeñas cantidades de esos agentes es posible acabar con la población de un gran núcleo urbano aumentan sus efectos psicológicos.
"Es cierto que una ojiva con 140 litros de ántrax puede tener consecuencias muy graves, pero no se puede distribuir datos matemáticamente exactos de número de víctimas", explica un portavoz de Unscom. "Su efectividad depende del lanzamiento, factores climáticos como la humedad o el viento y de la concentración de la población. Incluso si se desprenden 100.000 partículas letales no quiere decir que vaya a producir 100.000 muertes, ya que aunque es cierto que una de esas partículas es suficiente para matar a una persona, podría haber quien aspirara más de una".
De acuerdo con los datos facilitados por el documento estadounidense, ésta es una guía de los efectos de los principales agentes que se sospechan en poder de Irak:
Ántrax. Una bacteria cuya inhalación resulta fatal en un plazo de entre cinco y siete días. La dosis letal es de unas 8.000 esporas, menos de la millonésima parte de un gramo.
Botulina. Es una toxina que puede matar en breve espacio de 24 a 36 horas, de su inhalación. Actúa paralizando las mucosas respiratorias. La forma más probable de su utilización es mediante aerosoles.
Aflatoxina. Es una toxina que ataca el hígado hasta producirle un cáncer. Actúa a largo plazo, por lo que no produciría la muerte hasta años después de su ingestión.
VX. Es un gas nervioso de la serie V, más avanzado que los de la serie G como el sarín, lo que significa que es más persistente. Tiene un mayor riesgo para la piel y permite contaminar una zona a largo plazo.
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