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Le Pen se sienta en el banquillo por agredir a una candidata socialista

El líder del ultraderechista Frente Nacional (FN), Jean-Marie Le Pen, compareció ayer ante un tribunal para ser juzgado por "actos violentos e injurias públicas". Los juzgados de Versalles estaban tomados por la policía. Unos 300 agentes vigilaban el edificio para evitar incidentes. Los hechos que ayer y hoy son evocados ante los magistrados sucedieron el 30 de mayo de 1997, en plena campaña electoral.

En aquella fecha, Le Pen se desplazó hasta la localidad de Mantes La Jolie, circunscripción por la que se presentaba como candidata Marie Caroline, una de sus hijas. El cortejo del FN se topó con el de la socialista Annette Peulvast-Bergeal, y de los abucheos e insultos pronto se pasó a las manos.Tres miembros del servicio de orden del FN, entre ellos Bernard Courcelle, responsable del "departamento de protección y seguridad", acorralaron a la candidata socialista -hoy es diputada- y empezaron a golpearla. Le Pen se sumó a la paliza, primero arrancando del pecho de Peulvast-Bergeal la cinta tricolor que lucía en tanto que alcaldesa, zarandeándola luego al agarrarla por el cuello y propinándole dos patadas que, faltas de puntería, sólo rozaron su objetivo. Cuando un grupo de socialistas logró liberar a la candidata, Le Pen chilló tratándoles de "maricas".

Los actos fueron filmados por la televisión pública. La imagen de odio sonriente de Le Pen, que insulta y se encoleriza sin dejar de simular nunca alegría, causaron en su momento un gran impacto. Hoy, Jean-Marie Le Pen califica esas imágenes de "burda falsificación".

La tesis defendida por Le Pen ante los magistrados le convierte en "víctima de una emboscada" y de una "estrategia que tiene como objetivo impedir que los militantes del Frente Nacional puedan entrar en contacto con el pueblo". En ese sentido Jean-Marie Le Pen no sólo es acusado, sino también acusador, y denuncia a Annette Peulvast-Bergeal y a otras doce personas por "actos violentos" y "obstaculizar la libertad de expresión".

Bruno Gollnisch, número tres del FN y hombre de confianza de Le Pen, asiste al juicio para testimoniar y explicar que "los militantes del FN disfrutan hoy en Francia de menos derechos que los concedidos a los negros en África del Sur durante el período del apartheid". El partido ultraderechista ha convocado para mañana en Versalles una manifestación "en defensa de las libertades". Las penas que pueden ser requeridas contra Le Pen y su servicio de orden o contra Annette Peulvast-Bergeal y su entorno son idénticas: hasta tres años de cárcel y multas de 7,5 millones de pesetas.

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