Bélgica no halla pruebas sobre una conjura oficial en el 'caso Dutroux'
Los belgas siguen profundamente desencantados y se resisten a creer que el pederasta, secuestrador confeso y asesino presunto Marc Dutroux actuó por su cuenta, sin la protección de altos personajes del Estado. Pero, a menos que la justicia acabe demostrando lo contrario, esa es la realidad con la que se ha topado la comisión de investigación del Parlamento que ayer vio aprobadas sus conclusiones por el pleno de la Cámara tras 10 meses de trabajo. "No hemos podido probar la teoría del gran compló. Pero sí demostrar hasta qué punto la corrupción está extendida en el sistema", afirmó Marc Verwilghem, el liberal flamenco que ha presidido la investigación parlamentaria.
Una conclusión que ha despertado entre los belgas sensaciones confusas. El trabajo de un puñado de parlamentarios, que cautivaron a millones de telespectadores durante las transmisiones de las audiencias de la comisión, no ha servido para probar la supuesta existencia de redes de pederastia conectadas lo mismo con la aristocracia que con la política o el mundo de la empresa, la justicia, la policía.
Su conclusión, al contrario, es un reproche para todo el país: es el sistema entero el que no funciona y son las eternas querellas lingüísticas y la fragmentación del Estado en administraciones de todo nivel lo que ha acabado por extender como mancha de aceite el tufillo de la corrupción. "El clima político de los setenta y los ochenta ha convertido a los hombres públicos en objeto del chantaje", concluyó Verwilghem.
Imagen del país
Las conclusiones fueron aprobadas con la abstención de gran parte de la oposición, y especialmente de los liberales, que esperan alcanzar el poder tras las próximas elecciones. Para el Gobierno -coalición cuatripartita de socialcristianos y socialistas flamencos y francófonos- es un alivio que de la investigación no hayan salido responsabilidades concretas. Sin embargo, sobre el Ejecutivo queda el peso, enorme, de la constatación de que no funcionan ni la policía ni la justicia, al cual se suma la obligación de que el Gobierno y la justicia "tomen este informe como una base de trabajo para el futuro". "Si no se siguen sus recomendaciones, la visión que en el exterior se tiene de Bélgica seguirá siendo catastrófica", advirtió Gino Russo, uno de los padres más activos en el movimiento ciudadano generado en todo el país tras los crímenes descubiertos hace dos veranos.Los padres de las víctimas están ahora divididos. Los Russo piensan que la investigación es una buena base para el futuro, pues el proceso puede demostrar que Dutroux actuó bajo la protección de notables. Para los Lejeune no ha servido de nada y piden la dimisión del Gobierno. Los Marchal han formado ya un partido político para estar presentes en el Parlamento la próxima legislatura.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.