Kofi Annan viaja a Bagdad atado por las estrictas condiciones de Clinton

La solución diplomática de la actual crisis con Irak pende ya de un solo hilo: el viaje que hoy emprende a Bagdad el secretario general de la ONU, Kofi Annan. "Es una razonable oportunidad para el éxito", confesaba ayer el diplomático ghanés después de obtener el apoyo del Consejo de Seguridad. Su delicada misión en Irak, sin embargo, cuenta con las estrictas condiciones impuestas por Bill Clinton para no ceder ni un milímetro ante el líder iraquí, Sadam Husein. El presidente de EE UU lo repitió ayer: si no hay "libre e ilimitado acceso de los inspectores a todos los lugares" se desencadenará la Operación Trueno del Desierto. "Queremos dejar muy claro que nos reservamos el derecho a oponernos a cualquier posible pacto que erosione nuestros intereses nacionales", advirtió Bill Richardson, embajador de EE UU ante la ONU. La maquinaria de preguerra sigue, pues, su curso, y el propio Kofi Annan ordenó ayer la evacuación de parte de su personal humanitario en Bagdad: 31 personas tienen instrucciones para salir de Irak. Israel, mientras tanto, ha recibido ya desde EE UU varios misiles antimisiles Patriot para defenderse de un eventual ataque iraquí. Desde Londres, el Gobierno británico volvía a advertir a Sadam de que perderá su poder militar si se produce el ataque. En España, el ministro de Asuntos Exteriores, Abel Matutes, se quedó ayer solo en el Congreso de los Diputados en su defensa de las tesis de Estados Unidos y del Reino Unido contra Sadam. A pesar de que mantienen parecidas posturas en este conflicto, los representantes de sus socios de Gobierno, PNV y CiU, se ausentaron del debate en la Comisión de Asuntos Exteriores del Congreso. PSOE e Izquierda Unida se manifestaron, cada uno con sus matices, en contra del uso de la fuerza.