Londres pide la expulsión del Sinn Fein de las negociaciones de paz de Irlanda del Norte
El Gobierno británico planteó ayer formalmente la expulsión del Sinn Fein de las negociaciones de paz en Irlanda del Norte para castigar la supuesta participación del Ejército Republicano Irlandés (IRA) en el asesinato de dos unionistas en Belfast este mes. La solicitud era debatida anoche en Dublín, adonde se han trasladado temporalmente las conversaciones, en medio de crecientes temores de un colapso del proceso y un retorno a la violencia. "El Gobierno británico ha sucumbido al chantaje de los unionistas" declaró el dirigente republicano Mitchel McLaughlin.
McLaughlin se refiere a una amenaza del Partido Unionista el Ulster (UUP), cuyo líder protestante, David Trimble, habría presentado a la reunión de Dublín una alternativa: "O se marchan ellos [los republicanos del Sinn Fein] o nos vamos nosotros". La decisión final anunciada para las próximas horas va a determinar la suerte del proceso. Cariacontecidos, los líderes Sinn Fein preparan una batalla legal para impedir la expulsión de su partido, afirmando no existen pruebas de que el IRA ha violado el alto al fuego acordado hace siete meses. Esa tregua permitió, por primera vez, la inclusión del Sinn Fein en proceso con el que Londres y Dublín quieren acabar con tres décadas de violencia."¿Puede acaso nuestra expulsión contribuir a la causa de la paz?", preguntó airado Gerry Adams poco después de que la ministra británica para Irlanda del Norte, Mo Mowlam, apoyándose en la acusación de Rone Flanagan, el jefe de la policía británica en el Ulster, que vinculó al IRA con los últimos asesinatos, pusiese en marcha el mecanismo automático para expulsar al Sinn Fein. "Si nos echan puede que no volvamos", advirtió Adams a las puertas del Casillo de Dublín, símbolo de ocho siglos de control británico en Irlanda hasta 1922 y que hoy es sede de tensas negociaciones.
Según fuentes próximas al proceso, el ex senador demócrata norteamericano George Mitchell, impulsor de las conversaciones y que actúa como árbitro desde la apertura de conversaciones multilaterales en Belfast septiembre, hará esta mañana anuncio oficial sobre el futuro del Sinn Fein en la mesa.
Ciculan entre tanto versiones sobre un supuesto malestar entre Londres y Washington ya que el residente norteamericano, Bill Clinton, espera a Adams para la celebración del Día de San Patricio en la Casa Blanca, una cita que sin duda quedaría cancelada si el Sinn Fein es expulsado.
La única fórmula de compromiso para evitar una crisis es el alejamiento temporal del Sinn Fein. Como aquel que hace un mes aisló a los representantes políticos de la milicia unionista Asociación de Defensa del Ulster (UDA) y los Luchadores por la Libertad del Ulster (UFF) tras ocho asesinatos de nacionalistas católicos. Pero esta solución no convence al Sinn Fein.
"No estamos interesados en guardar las apariencias para satisfacer a Londres. Queremos comenzar a negociar una paz justa y eliminar el tratamiento de ciudadanos de segunda clase que nos dispensan los británicos y sus aliados unionistas", dijo una alta fuente nacionalista en Belfast. Los unionistas mantienen idéntica inflexibilidad. "No es posible hablar con terroristas", dijo John Taylor, lugarteniente de Trimble.
La estrategia del Sinn Fein consiste ahora en desafiar la legalidad de la moción de Mowlam, pero el éxito de ese empeño está todavía por verse, Lo cierto es que sin representantes del Sinn Fein, la búsqueda de una solución política al conflicto en Irlanda del Norte no tiene sentido. En fuentes nacionalistas se afirma que paralelamente a los esfuerzos legales para detener la expulsión del Sinn Fein, Adams quiere acentuar su campaña de movilización popular para expresar apoyo a la causa republicana y al proceso de paz.
El IRA se abstuvo hasta anoche de negar o confirmar su participación en el asesinato de los unionistas Boby Dougan y Bredan Campbell. Su posición permanece vaga. "La tregua está intacta", dijo en un comunicado.
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