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ETA lanza cuatro granadas contra un cuartel de la Guardia Civil en Guipúzcoa sin causar víctimas

Aurora Intxausti

"Primero sentimos miedo y luego comprobamos si estábamos todos vivos". Un guardia civil que dormía con su esposa y su hijo de cuatro años relataba ayer cómo una de las cuatro granadas lanzadas por ETA contra la casa cuartel de la Guardia Civil de Oñate (Guipúzcoa) voló sobre sus cabezas hasta estrellarse a 20 centímetros de la mesilla de noche. Sólo dos de las granadas llegaron a alcanzar el edificio. El agente ha sobrevivido a otros dos atentados -uno en el cuartel de Aretxabaleta y otro en el de Mondragón-, aunque el de ayer fue el "más directo". Según Carmelo Barrio, secretario general del PP vasco, con este atentado, ETA ha dado el "visto bueno" a la nueva Mesa Nacional de Herri Batasuna.

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En el cuartel de Oñate viven siete niños, hijos de guardias civiles, que se despertaron sobresaltados sobre las 4.30 de la madrugada al estallar las granadas de carga hueca de tipo Mecar. "Corrimos hacia el aparcamiento y ahí nos refugiamos hasta que pasó el primer susto", recordaba un agente.Las bombas fueron lanzadas a 500 metros de la casa cuartel desde una pista próxima al cementerio de Oñate, donde agentes de la Guardia Civil y de la Ertzaintza localizaron cuatro artilugios lanzagranadas, fabricados con tubos de PVC y temporizadores, anclados con estacas de madera. Las bombas estaban programadas para ser lanzadas entre las 4.30 y las 5 de la madrugada.

La primera entró en una de las habitaciones del edificio a través del dintel de la ventana. "Ha sido un milagro que la familia que dormía en ese lugar resultase ilesa", aseguró un compañero. La onda expansiva, que no causó heridos, provocó importantes desperfectos en esa dependencia.

La segunda granada que llegó hasta el edificio penetró en el comedor de los guardias solteros, que estaba vacío en ese momento. Las otras dos bombas cayeron en la campa de Ibarra, cerca del cuartel.

La Guardia Civil informó del atentado a la Ertzaintza, que se desplazó hasta la casa cuartel y acordonó la zona. Fueron agentes de ambos cuerpos policiales, según la Consejería de Interior vasca, quienes localizaron las granadas que cayeron en la campa.

Un milagro

El delegado del Gobierno en el País Vasco, Enrique Villar, declaró, tras visitar a las familias que residen en el acuartelamiento, que "sólo un milagro" impidió que ETA sumase nuevas víctimas a su lista. Villar recordó que ha habido críticas a la Guardia Civil por patrullar cerca del cementerio de Oñate, situado en un alto desde el que el cuartel puede ser atacado, y señaló que el atentado prueba que era acertada la vigilancia en ese punto.El secretario general del PP vasco, Carmelo Barrio, opinó que, el atentado contra el cuartel de Oñate es la forma que tiene ETA de "celebrar la constitución de la nueva Mesa Nacional de HB". Barrio, a través de un comunicado, insistió en que "ETA da el visto bueno" a la nueva dirección de HB "con un intento de asesinato, que no ha conseguido por pura casualidad, no porque no lo buscara". Barrio pidió a la nueva dirección de la coalición abertzale que acredite su distanciamiento de ETA condenando este atentado.

También Anton Karrera, coordinador general de IU-EB en Guipúzcoa, tras condenar este nuevo atentado, invitó a la nueva dirección de HB a sumarse a la repulsa. "La nueva Mesa Nacional tiene una nueva oportunidad para condenar el atentado y sumarse a las fuerzas que no reconocemos más autoridad que la emanada de la voluntad popular", señaló.

El secretario general de los socialistas guipuzcoanos, Manuel Huertas, pidió a todos los partidos que aparquen sus diferencias y se unan frente al terrorismo. Por otra parte, el delegado del Gobierno, Enrique Villar, alabó el trabajo de la Guardia Civil en Euskadi y criticó las declaraciones realizadas el pasado sábado por el presidente del PNV, Xabier Arzalluz, en las que insinuaba que el Cuerpo Nacional de Policía, más que como labor de protección, utiliza a las personas amenazadas como cebo para atrapar terroristas. En opinión de Villar, las declaraciones de Arzalluz son de "juzgado de guardia".

Arzalluz había manifestado que el funcionario de prisiones Javier Gómez Elósegui fue asesinado en marzo de 1997 por ETA, a pesar de que un grupo de contravigilancia policial "andaba merodeando" a su alrededor. Tres agentes que vigilaban a un edil del PP detuvieron inmediatamente después al etarra Fernando Elejalde como presunto autor de los disparos que acabaron con la vida de Gómez Elósegui.

Por otro lado, varios desconocidos quemaron en Pamplona y Burlada varios contenedores de basura a las tres de la madrugada de ayer y trataron de incendiar un camión, aunque las llamas fueron sofocadas a tiempo.

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Sobre la firma

Aurora Intxausti
Coordina la sección de Cultura de Madrid y escribe en EL PAÍS desde 1985. Cree que es difícil encontrar una ciudad más bonita que San Sebastián.

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