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El director Barbet Schroeder afirma que "Hollywood es como un casino"

'Medidas desesperadas', su nueva película, se estrena el día 27

Amelia Castilla

Barbet Schroeder lo tiene claro: "Hollywood es un casino, donde los que ganan dinero son bien recibidos y a los que pierden se les enseña la puerta de salida". Para este realizador, nacido en Teherán, del cine americano "lo realizan directores que llegaron de fuera". El director de Medidas desesperadas, que se estrena el día 27, viajó a Madrid para promocionar su filme acompañado de Michael Keaton. El actor, que interpreta a un homicida, califica su papel en la película como un paso más en su currículo.

Keaton, con gafas oscuras, zapatillas de deporte y camiseta blanca de manga corta, pide café desesperadamente, mientras el director de Medidas desesperadas contesta a la primera ronda de entrevistas. El actor norteamericano, de 47 años, que alcanzó la fama por su interpretación de Batman, en las dos primeras entregas de la serie realizada por Tim Burton, no tuvo ninguna duda a la hora de aceptar el papel de asesino que le ofreció Schroeder. "Se trataba de interpretar a un tipo demasiado fuerte e inteligente como para dejarlo pasar", aseguró el actor, para el que también fue un factor que pesó a la hora de elegir el hecho de que dirigiera la película el realizador de El misterio Von Bullow y de Mujer blanca soltera busca.Los enigmáticos ojos azules de Keaton fueron fundamentales a la hora de la selección. "Si los separas del resto de la cara pueden resultar muy duros y fríos", aclaró el director de Medidas desesperadas, al que le gusta utilizar algunos elementos de los actores que le ayuden a llevar las cosas en una u otra dirección. No fue el caso de Andy García, el otro protagonista del filme, en el que pesó, sobre todo, su lado "profundamente humano" a la hora de adjudicarle el otro papel protagonista.

Andy García interpreta a un policía de San Francisco que busca un candidato para un transplante de médula al que tiene que ser sometido su hijo, de nueve años. Peter MacCabe -Michael Keaton-, el único con una médula compatible, es un asesino condenado a cadena perpetua. El criminal acepta donar parte de su médula, pero consigue escapar de la mesa de operaciones. A partir de ese momento se desencadena una persecución desenfrenada. Como en otras película de Schroeder, los protagonistas hacen lo que deben, traspasando para ello cualquier tipo de código ético. Fue precisamente esa ambigüedad entre lo bueno y lo malo -"es un toque tremendamente europeo"- lo que mas sedujo a Keaton del guión.

Para interpretar a un preso, que se pasa más de media película tratando de escapar de un hospital rodeado de policías, Keaton no aumentó sus ejercicios habituales de pesas -"suelo estar en forma, aunque si acaso pretendí parecer un poco más fuerte"- ni visitó ninguna prisión para conocer cómo se comportan los presidiarios en las cárceles de máxima seguridad. "No me pareció honesto entrevistarme con alguien para luego tratar de chupar de lo que me contara. Opté por estudiar el guión y profundizar en el papel sobre mis propias ideas".

Falta de presupuesto

Schroeder, que ha producido una buena parte de las películas de Eric Rhomer y sigue produciendo cine en Europa, asegura que en Hollywood hace lo que le gusta y trabaja con total libertad. Rodar un thriller como Medidas desesperadas hubiera sido casi imposible en París "por falta de presupuesto". Su idea es que "la mitad del cine americano lo hacen directores que llegan de otros países. Gente como Fritz Lang, Otto Preminger o Ernst Lubitsch "hicieron cosas diferentes cuando se mudaron a América, pero no perdieron calidad; al contrario, muchos se volvieron más interesantes".Entre los proyectos de este realizador, aficionado a retratar personajes atractivos y aterradores -"los malos son más interesantes"- se llevará a cabo en Londres, pero Schroeder, tremendamente supersticioso, no quiere adelantar nada.

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