Chevénement tacha de "diabolización imbécil" la actitud de Washington
Jean-Pierre Chevénement, actual ministro de Interior y ex ministro de Defensa en 1991, cuando dimitió precisamente del cargo para expresar su desacuerdo con la decisión francesa de intervenir en la guerra del Golfo, afirmó ayer a una cadena de televisión que "no puede concebirse que Francia se asocie a una eventual intervención militar". El ministro sostiene que "ahora Irak no es una amenaza militar para nadie en la región. El petróleo juega un papel determinante. La estrategia norteamericana es víctima de una especie de diabolización imbécil ideada hace siete u ocho años".
Francia anunció ayer su decisión de enviar "en las próximas 48 horas un emisario de alto rango diplomático" a Bagdad para que el presidente iraquí, Sadam Hussein, comprenda y estime "las consecuencias de su rechazo a colaborar con la ONU". El presidente Jacques Chirac manifestó que esta idea tenía que "ser expuesta con la mayor firmeza" al mismo tiempo que continuara la búsqueda de soluciones que excluyesen el recurso a la fuerza contra Bagdad. El encargado de hacer llegar ese mensaje va a ser el secretario general del Ministerio de Exteriores, Bertrand Dufourcq.
París se alínea así más con la actitud seguida por la diplomacia rusa que con las maneras de Washington. Francia ha defendido en varias ocasiones la necesidad de autorizar a Bagdad a duplicar la cantidad de petróleo puesto en el mercado para poder adquirir los bienes que precisa. Chevénement va sin embargo más allá de la posición oficial pues considera que "ya va siendo hora de levantar un embargo feroz que parece ha causado un millón de muertos. Es absolutamente deshonroso y espero que así lo habrá dicho Francia". El ministro afirmó también que la amenaza militar solo sirve "para alimentar la brasa del integrismo. Lo que sucede al otro lado del Mediterráneo nos interesa directamente. Nosotros tenemos nuestros intereses y los norteamericanos los suyos". Añadió que "las declaraciones del presidente del UNSCOM, Richard Butler, son auténticamente ridículas".