Un escándalo en tiempo récord
Diez días han bastado para dar la vuelta ante la opinión pública a la mayor crisis de Clinton
Washington amaneció ayer con un bonito reclamo en los periódicos: una foto de Bill Clinton y su hija Chelsea, abrazados y felices, celebrando que ya ha pasado todo. Ni rastro del sátiro diabólico de hace diez días; ahora el peso le tocará llevarlo a "esa mujer", como se refirió Clinton a la becaria Monica Lewinsky. El escándalo está ahora en la vía de la investigación fiscal, pero su giro político ha sido histórico para la industria de la información de Estados Unidos.
Criterios morales y económicos se han llevado al límite en torno a un escándalo que afecta a la más alta institución del país y a la credibilidad de los medios. "Nunca he visto una serie de acontecimientos desarrollarse tan rápido en la prensa en contraste con su lentísimo desarrollo en la realidad", asegura el profesor Jim Carey, analista mediático de la prestigiosa Columbia Journalism Revieiv.
La revista Newsweek asegura que llevaba un año investigando la relación entre Clinton y Lewinsky. Los detalles del trabajo del periodista Michael Isikoff eran alto secreto, pero un tal Matt Drudge, traficante de exclusivas y rumores desde su página de Internet, daba chivatazos espóradicos sobre esta exclusiva, con escasa trascendencia. El 16 de enero, como se ha sabido luego, el fiscal independiente del caso Whitewater, Kenneth Starr, recibió permiso formal para abarcar el caso Lewinsky en su investigación. Quedaban cinco días para la detonación:
Miércoles 21. The Washington Post titula en portada: "Clinton, acusado de pedir a una ayudante que mintiera". La maquinaria de la CNN entra en movimiento a todo gas. Diversos periódicos actualizan sus ediciones de Internet. Newsweek, que iba a publicar la historia de Isikoff en la portada de su número siguiente, la adelanta en America Online.
Jueves 22. The New York Times se sube al tren y titula: "Comienzan las citaciones mientras Clinton niega informes de una relación sexual con una ayudante en la Casa Blanca". Los grandes de la televisión de EE UU (Dan Rather, Torri Brokaw y Peter Jennings) regresan a Washington desde Cuba.
Viernes 23. Los abogados de Lewinsky y Clinton copan los medios de comunicación. La revista George publica en portada un artículo sobre la profética película Wag the dog (en España será estrenada con el título La cortina de humo, y trata del ocultamiento de un escándalo sexual del presidente).
Sábado 24. Es el día de Lucianne Goldberg, la agente literaria supuestamente conchabada con la empleada del Pentágono Linda Tripp para conseguir las grabaciones de Lewinsky.
Domingo 25. The Washington Post informa de que Clinton y Lewinsky tenían una intensa relación emocional, extremo del que luego se retracta. El periodista Sam Donaldson, de la cadena ABC, vaticina que Clinton dimitirá la semana entrante. La ABC y otros aseguran que hay testigos de la supuesta relación sexual.
Lunes 26. Aparece finalmente el extenso y fundamental artículo de Isikoff en Newsweek, titulado 'La historia de Monica'; Time llama al suyo 'Monica y Bill'. The Daily News y The New York Post realizan acusaciones sensacionalistas (semen, regalos, poemas eróticos). El diario Dallas Morning News dice saber de un agente del servicio secreto que presenció los encuentros.
Martes 27. Dallas Morning News se retracta de su información. La aparición televisiva de Hillary Clinton empieza a dar la vuelta a la tortilla. Comienza en The New York Times el autoanálisis: "¿Estamos yendo demasiado lejos?".
Miércoles 28. El discurso sobre el estado de la Unión resucita a Clinton en la prensa y en las encuestas. The New York Times denuncia cómo la Casa Blanca se dispone a machacar la imagen de Lewinsky.
Jueves 29. Ahora la opinión pública no sólo apoya a Clinton, sino que crítica la actuación de la prensa.
Viernes 30. The Washington Post explica la estrategia de silencio de la Casa Blanca para que el caso se agote por aburrimiento. La noticia, la noche anterior, de que el juez del caso Paula Jones no considera relevante a Lewinsky en esa otra investigación del presidente abre lo que Carey considera la etapa final (por ahora): "Silenciosamente, el punto de mira pasa de Clinton a Lewinsky'. La diferencia en la evolución informativa de este escándalo respecto, por ejemplo, al caso Watergate está en una atmósfera sobrecargada de medios: canales de 24 horas o Internet. Según Carey, "el alto grado de repetición cambia la naturaleza de la noticia, y la gente se queda con detalles como el del semen en el vestido". La prensa se ha convertido en parte de la propia noticia, porque "los periodistas no se creen observadores, sino protagonistas".
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