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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Otra oportunidad

EL FINAL pactado de cualquier conflicto laboral es siempre una buena noticia. Este es el caso del acuerdo negociado entre el Ministerio de Industria y los sindicatos mineros de Hunosa y Minas de Figaredo, que fue ratificado ayer por los trabajadores después de una huelga de un mes y que será firmado hoy en Madrid si todo discurre según lo previsto. El pacto establece pocas, pero decisivas variaciones respecto al plan firmado en julio por el Gobierno y los sindicatos, cuyo objetivo es recoger los cambios exigidos por la Comisión Europea. Se quiera o no, la idoneidad de este plan deberá ser evaluada según las posibilidades de negociación que ofrezca a la representación española frente a Bruselas. El nuevo plan aproxima ligeramente las condiciones laborales a las exigencias comunitarias. De acuerdo con el plan de julio, inaceptable para la Comisión, de 1998 al 2001 la plantilla se reduciría de 9.800 trabajadores a 7.000 y las nuevas incorporaciones compensatorias debían limitarse a 1.061. La Comisión pidió que la plantilla se redujera a 6.000 trabajadores durante ese periodo y rechazó nuevas incorporaciones. El nuevo plan promete una reducción de plantilla de hasta 6.500 trabajadores, limita las nuevas incorporaciones -lo que se conoce como mete-saca- a 736 nuevos puestos de trabajo y propone que otros 325 empleos se generen en actividades distintas de la minería. La segunda clave relevante del plan es la producción, causa principal de la respuesta desabrida de la Conclusión a la anterior propuesta. El plan firmado en julio preveía recortar la producción hullera de 2,5 millones de toneladas anuales a 2,1 millones. La Comisión entendía que, al haber incumplido España los recortes pactados en 1996, el esfuerzo debería ser mayor y la producción debía bajar a 1,5 millones. El nuevo plan no especifica recortes de producción, pero, al ser las incorporaciones inferiores a lo previsto, se calcula que la producción bajará en el 2001 a 1,8 millones de toneladas. Es difícil pronosticar si la Comisión aceptará las nuevas condiciones de producción y plantilla. Dependerá de la habilidad negociadora del Gobierno. Una nueva rectificación sería grave para la estabilidad social de las cuencas. De hecho, la negociación del plan anterior fue del todo atípica porque, en contra del método habitual, no se utilizaron como referencia los criterios de Bruselas para evitar la multiplicación absurda de negociaciones y rectificaciones. Este Gobierno ha transmitido dosis excesivas de confusión en un asunto que requiere paciencia y discreción. José María Aznar aseguraba, en clave electoral, que "en Hunosa no sobra ni un minero", mientras que Industria filtró en su día que quería cerrar Hunosa en el 2002. Ni lo uno ni lo otro. El resultado ha sido un plan frustrado, una rectifación posterior y la exigencia de afrontar de nuevo con Bruselas una negociación en el filo de la navaja.

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