El dirigente etarra Txelis cuestiona la lucha armada y pide a la cúpula de ETA una tregua indefinida
ETA debe declarar un alto el fuego para que Herri Batasuna y los presos puedan debatir el final del terrorismo. En dos cartas sucesivas -escritas en agosto y octubre del año pasado-, el dirigente etarra José Luis Álvarez Santacristina, Txelis, encarcelado en Francia desde 1992, cuestiona la lucha armada, critica con dureza la actual estrategia de ETA y advierte que el Gobierno está sacándole una "relativa rentabilidad" al terrorismo. Txelis, onsiderado uno de los ideólogos de la banda terrorista, propugna un debate entre Herri Batasuna y los presos de la banda que conduzca al final definitivo del terrorismo. Por ahora, la única respuesta de ETA ha consistido en añadir más nombres a la lista de asesinados que inauguró en 1968.
El dirigente elogia la actitud del sindicato nacionalista ELA, que tiene firmado un acuerdo con el sindicato abertzale LAB y apuesta además por la llamada "tercera vía" para conseguir la autodeterminación. "Si volviese a ocurrir una vez o dos más lo sucedido en el Guggenheim [asesinato de un ertzaina] o si se repiten asesinatos similares a los de Blanco o Elósegui", advierte Txelis, "ELA tendría que dejar por cansancio su planteamiento y podría también paralizarse la colaboración con LAB [el sindicato cercano a HB]". En efecto, y a pesar del llamamiento al alto el fuego del que fuera principal ideólogo de la banda, ETA volvió a matar y lo hizo con especial saña en las personas de José Luis Caso y José Ignacio Iruretagoyena, concejales del PP en los Ayuntamientos de Rentería y Zarautz, respectivamente.Álvarez Santacristina fechó la más reciente de sus cartas el 26 de octubre pasado y la dirigió a Miguel Ángel Gil Cervera, Kurika, otro significado etarra también encarcelado. La misiva -publicada ayer por Abc- amplía algunas reflexiones expresadas en su anterior documento -cofirmado por los también etarras Kepa y Rosario Picabea Ugalde- e incide en la necesidad de un "alto el fuego" con carácter definitivo. Álvarez Santacristina recalca que el documento será efectivo si es conocido y debatido por diversos sectores de la sociedad vasca -HB, Elkarri, sindicatos, intelectuales, presos- y cita en particular a los dirigentes de HB y a voces críticas como Patxi Zabaleta.
Críticas a LAB
"Para que nuestro escrito", aconseja, "tenga un gran peso e influencia es totalmente necesario que muestren su conformidad presos y ex presos, por encima de los matices críticos". A renglón seguido, Txelis critica al dirigente de LAB, Rafael Diez Usabiaga, por unas declaraciones en las que decía entender la lucha armada.También critica algún "repugnante y vanidoso" artículo publicado en el diario Egin a favor de la continuación de los asesinatos. "Si tan necesaria", ironiza el etarra desde la cárcel, "ven la lucha armada, ya saben lo que tienen que hacer, que hagan por una vez la lucha armada, que se mojen por una vez y que luego vengan a hacer sus ingeniosos triunfalistas análisis. Pero nunca han tenido ni tendrán la intención de coger el arma más pequeña".
El que fuera dirigente destacado del aparato de ETA arremete contra la "autosuficiencia" de la actual dirección al analizar la reacción popular al asesinato de Miguel Ángel Blanco. "Ni la más mínima autocrítica", expresa, "discutiendo con autosuficiencia que las consecuencias positivas del asesinato de Blanco se verían al cabo de unos años y menospreciando con aquello las numerosas críticas que se han dado por parte de la sociedad vasca".
Txelis se refiere igualmente a los sucesivos fracasos de la dirección de ETA en los momentos en que podía haber alcanzado algún tipo de acuerdo para el Final de la violencia. Cuando recuerda las negociaciones de Argel, dice: "No hicimos las cosas como debíamos".
"En los últimos cinco años", añade, "ETA ha tenido extraordinarias oportunidades para llevar adelante esa nueva estrategia, tomando nosotros (la izquierda abertzale) la iniciativa y cuando todavía teníamos capital y el prestigio político social que hoy no poseemos. Después de los secuestros de Iglesias o Aldaya, tras el atentado contra Aznar, mientras estaban secuestrados Ortega Lara y Delclaux, han sido, sí, junto a la demostración de la fuerza político militar, oportunidades incomparables para poner en marcha de una vez por todas esa nueva estrategia y evitar derramamiento inútil de sangre y sufrimiento. Pero, desgraciadamente, además de no tomar en cuenta esa estrategia, también han criticado y me crItican los que toman las decisiones y otros muchos; también muchos estrategas y fanfarrones cuando llevan toda la vida muy bien de tregua". Se refiere a algunos articulistas de Egin.
Consecuencias terribles
En la carta anterior -fechada por Txelis en agosto de 1997-, el etarra preso no se anda con contemplaciones con los actuales dirigentes de ETA y sus acciones: "Las consecuencias de la lucha armada son terribles: muertes sumarias, ataques armados incontrolados, muertes de inocentes o acciones que traen heridas incurables a inocentes, secuestros largos y en duras condiciones. Las consecuencias de los sabotajes de la kale-borroka [lucha callejera] son muy graves y a menudo injustificables".Alvarez Santacristina expresa además en su primera carta que la búsqueda de la paz no se puede demorar más tiempo. "Tenemos que esforzarnos todos en el intento de que el conflicto entre en otros parámetros y para que conozca una solución justa sin demora". Y añade: "Hasta que no reconozcamos clara y sencillamente las responsabilidades que nos corresponden a unos y a otros, Euskal Herria y el Estado español no conocerán una verdadera paz, esto es, una paz duradera basada en la justicia".
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